sábado, 6 de junio de 2009

ANUNNAKI:// Identificando Anomalía / Parte I


LOS CAÍDOS DEL CIELO (Anunnaki en sumerio, Nephilim en hebreo), expresión que encierra profundas y preocupantes connotaciones en el inconsciente colectivo. ¿Existen las fuerzas oscuras como entidades reales extraterrestres en nuestro planeta? ¿Es verdad la aparente leyenda de los ángeles caídos que menciona la Biblia? ¿Tiene razón el apóstol Pablo cuando dice que nuestra lucha no es contra fuerzas humanas sino contra los Gobernantes y Autoridades que rigen este mundo y sus fuerzas oscuras, y que nos enfrentamos contra los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal?(Efesios 6:12) ¿Qué quiso decir Jesucristo cuando declaró: “Yo veía a Satanás como un rayo, que caía del cielo”. (Lucas, cap.10 vers.18), y el libro del Apocalipsis en el pasaje que dice “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.” (Apocalipsis, cap.12 vers.7-9)?


Apoyados por la perspectiva histórica secular y religiosa, como veremos, todas las evidencias disponibles actualmente apuntan a la existencia en la Tierra de una fuerza opositora, oculta, poderosa e inteligente, que estaría manipulando a los seres humanos y sus circunstancias, al parecer con el propósito de desanimarlos, desconcertarlos, degradarlos, utilizarlos y ojala destruirlos, tanto moral como físicamente, abarcando más allá de la individualidad misma, a la civilización como un todo. Esta fuerza habría sido el motor oculto de todas las tribulaciones humanas a través de las épocas, aprovechándose de la creciente debilidad espiritual y física de la caída raza humana, así como de sus desmedidas ansias de poder, fama y fortuna.

¿Quién o quienes estarían conformando esta fuerza opositora? Es precisamente en la Biblia donde podemos encontrar la más amplia y coherente información al respecto: En ella se describe cómo en cierto momento de la historia cósmica uno de los seres creados, de la más alta jerarquía, se rebeló a los designios de la Divinidad y arrastró consigo "...a la tercera parte de las estrellas del cielo.” (Apocalipsis, cap.12 vers.4).


A pesar que este es un tema muy complicado para abordarlo claramente en un espacio tan reducido como el presente artículo, tanto por su inextricabilidad como por sus alcances e implicancias, considero fundamental darlo a conocer en un momento como éste, de gran confusión secular y religiosa respecto de temas que trascienden al marco vivencial cotidiano de la sociedad, que a todos preocupan y que a todos de alguna manera involucran.

Aunque para comenzar a desvelarlo será necesario recurrir primero a fuentes consideradas religiosas, intentaré en lo posible sacarlo de ese contexto en los artículos siguientes, para llevarlo a un plano histórico-sociológico-geográfico que permita identificarlo claramente a la luz de los acontecimientos actuales y aterrizarlo a nuestra realidad.

No obstante, para hacerlo medianamente accesible a la conciencia del lector se requerirá, aparte de un necesario baño de conceptos y términos con los cuales es posible que no esté familiarizado, de un inevitable proceso de filtraje entre lo real y lo fantástico y de un planteamiento audaz y desprejuiciado frente a una milenaria ideología que se ha enraizado en lo más profundo de las filosofías, del ocultismo y de las religiones humanas.


Incluso es posible que las primeras conclusiones a las que lleguemos aquí parezcan ciencia ficción, pero es que lo que se pretende dejar en evidencia no es fácil de desenmascarar. Ello, porque ha protegido demasiado bien su retaguardia, tan bien que incluso en contexto su exposición a la luz se ve poco clara. Se ha camuflado con inmensa habilidad y sabiduría entre los delgados pliegues que separan lo real de lo onírico, lo amado de lo odiado, lo verdadero del engaño sutil,... lo sagrado de lo profano.

Por lo anterior, no se pretenderá agotar la investigación en un solo artículo porque ello no es posible. Se requerirán inevitablemente varias entradas que, paso a paso, aporten algunas evidencias que al ser interpretadas dentro del contexto mayor que proponemos en este blog, y por cierto con mayor amplitud en el libro "Fenómalos - La Quinta Esencia", permitan a la conciencia desprejuiciada, observante y sensible, sacar sus propias conclusiones.

Comenzaremos por enmarcar el tema dentro de una propuesta cosmogónica basada en la teoría creacionista planteada en artículos anteriores, que nos conducirá en primer lugar a las evidencias religiosas y luego –paulatinamente- a las seculares, a fin de darle un contexto secuencial y lógico a una revelación que a todos asombrará y que a nadie dejará indiferente por las delicadas connotaciones que pondrá en evidencia.

Con el objeto de tener una base teórica respecto de la siguiente propuesta, se recomienda al lector examinar previamente el artículo “¿Existe Dios?" publicado en este mismo blog.

INICIO SISTEMA.ENCENDIDO://CORRIENDO PROGRAMA: “En el principio…”


El Universo fue creado hace miles de millones de años por una Entidad Inteligente de un plano superior, quién utilizó para ello lo que desde nuestro plano imaginamos como un átomo primigenio de energía concentrada (el "huevo primordial" de Lemaître), conteniendo en sí mismo un avanzadísimo programa de desarrollo a la manera de los modernos softwares o programas computacionales 3-D, para que una vez puesto en acción (Gran Explosión o Big Bang, postulada en 1948 por el físico ruso nacionalizado estadounidense George Gamow) -mediante un comportamiento previamente codificado- se transformara en un conglomerado de campos energéticos interactuando dentro de un espacio-tiempo, regidos por leyes establecidas de antemano por el Programador.


Al estallar y expandirse este átomo primordial se pone en marcha dicho "software" originando el Universo actual, con sus miles de millones de galaxias, quásares, pulsares, estrellas, materia oscura, “hoyos negros”, “agujeros de gusano”, planetas, satélites, cometas, asteroides, polvo cósmico, nubes de gases, etc., incluido el tiempo, sometidos todos a leyes inmutables que lo van ordenando desde el caos inicial hacia la coherencia que hoy podemos observar.

El programa de desarrollo permitía la posterior intervención directa de sus Autores para incorporar la Vida consciente, como requisito para guiar su derrotero en torno a las infinitas posibilidades de ocurrencia futura que permite cada momento presente (Principio de Incertidumbre de Werner Heisemberg, Principio Antrópico, libre albedrío) y como un proceso de equilibrio frente al comportamiento entrópico de la materia inanimada, la que responde como sabemos a la Ley de la Entropía, que es la tendencia de la materia a desorganizarse, a perder energía, a descomponerse en sus constituyentes fundamentales, precisamente lo contrario de los organismos vivos que incorporan energía exterior a sus sistemas para ir organizándose en formas cada vez más complejas.

Un posible propósito perseguido por esta Entidad sería, como bien acotaba Von Daniken en su obra El Oro de Los Dioses, “adquirir experiencia viva”; es decir, enriquecer su existencia a través de la experiencia vivencial que les aportara su propia creación.

Para que esta experiencia vivencial pudiera ser exitosa, era preciso que el Universo creado pudiera ser habitado, como un Sistema, por entidades autoconscientes que pudieran coexistir en plena armonía y formaran una gran sociedad o familia galáctica en constante crecimiento y desarrollo, subordinada voluntariamente a su Creador Inicial e interactuara con Él.


Para ello el Creador Original habría puesto en marcha un proceso que va de mayor a menor escala, de mayor a menor jerarquía, consistente en ir colonizando paulatinamente el Universo sembrando la vida, principalmente vida consciente de sí misma, siguiendo un modelo semejante al comportamiento de una familia; es decir, procediendo de la siguiente manera: Crea directamente a los seres de más alta jerarquía y naturaleza, los cuales después de un proceso de desarrollo social, moral, espiritual y tecnológico (quizás de miles de años cada vez), guiado directamente por la Entidad Superior, proceden a expandirse y a colonizar su entorno, replicando su cultura, sus principios morales y espirituales a la manera de su Creador Inicial.


En esta misión de expansión y siembra adaptan los mundos que encuentran a su paso, dejándolos aptos para la vida (que no crean, sino que portan consigo mismos), en distintas formas y manifestaciones, diseñando variados ecosistemas, con su flora y fauna acordes con las características de cada planeta (tamaño, composición, gravedad, distancia a su respectivo sol, etc.), y los van incorporando a la familia galáctica mediante la formación o “creación” de entidades inteligentes semejantes a ellos, pero adaptados genéticamente al nuevo ecosistema.

Este proceso de colonización no sería una creación en el propio sentido de la palabra, sino una conformación de vida inteligente distinta a partir de la original que ellos portan.

Después de un período guiado de proliferación y desarrollo por parte de esta Confederación, los nuevos seres inteligentes, habiendo tomado plena conciencia de su pertenencia cósmica y de su subordinación jerárquica a las entidades superiores, más sabias y antiguas (propiamente sus padres o hermanos mayores) se expanderían a su vez incorporándose a esta cruzada de colonización con su propia capacidad creadora, ahora dentro de su propio ámbito de acción.

Cada vez que estos seres “creados” colonizaran a su vez nuevos mundos o nuevas realidades (por ejemplo reproduciéndose, o bien formando nuevas entidades a través de la manipulación de sus propios genes para adaptarlas a nuevos escenarios o bien, por qué no, incluso “vida virtual” al interior de avanzados computadores, etc.,

serían los padres y por ende los guías espirituales y morales de su creación, exigiendo completa sumisión y lealtad a sus principios, plenamente coherentes con los de las civilizaciones más antiguas del Universo y con los del Creador Original, asegurando así la Unidad dentro de la Diversidad. De esta manera el modelo original iría replicándose continuamente hasta abarcar con el tiempo todo el Universo creado.

Ahora bien, esta hipótesis es válida sólo si las inteligencias creadas o replicadas pueden ir incorporándose y coexistiendo entre sí en perfecta armonía y dando todo el crédito y la honra al Creador Original, de lo contrario tarde o temprano entrarían en pugna, desestabilizando y poniendo en riesgo la supervivencia de todo el sistema.

Tomando como ejemplo la imperfecta sociedad humana podemos observar, por aplicación o por omisión, que es básico para vivir en armonía la existencia de dos principios fundamentales: el amor y respeto hacia los padres, “creadores” de sus hijos, y el amor y respeto entre los hermanos, formados iguales y con los mismos derechos por sus padres. Todos los hijos son hermanos provenientes de sus padres y todos los padres son a su vez hermanos provenientes de otros padres y así sucesivamente, hasta llegar a la más alta jerarquía, que es el Creador o Padre original. Si se ama y respeta a los padres se ama y respeta a las autoridades, si se aman y respetan los hermanos se aman y respetan los vecinos, las instituciones, los pueblos.

En la Biblia (que como vimos en un artículo anterior, cumple con especiales condiciones para ser utilizada como base autorizada de fundamentación y análisis en nuestras indagaciones), podemos encontrar la siguiente cita: “'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente'. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas” (Mateo, cap.22 vers.37-40). En estos dos mandamientos bíblicos estarían resumidos los principios básicos del amor y el respeto a los padres y el amor y el respeto entre los hermanos, claves para que padres e hijos sean Uno en propósito y acción.


También, para reforzar lo anterior, encontramos en la misma Biblia estas citas de Jesucristo: “El Padre y yo Uno somos” (Juan, cap.10 vers.30), “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros... Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno... Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad,...” (Juan, cap.17 vers.21-23).

De estas reflexiones previas podemos derivar el siguiente aspecto de esta propuesta cosmogónica, tendiente a otorgar un marco que permita explicar, entre otras interrogantes que nos hemos planteado, la controvertida presencia de los fósiles de dinosaurios en nuestro planeta.

SISTEMA.ALERTA TEMPRANA.SECTOR I.A.:// “Archivo Infectado”


En algún punto de este proceso, previo a la creación humana, por alguna razón ajena a nuestra lógica y por lo tanto difícilmente explicable, se rompió la armonía original al trasgredirse la ley universal del amor y respeto a los Padres y a los Hermanos que regulaba la convivencia de las entidades autoconscientes: La Ley Moral. Las entidades extraterrestres colonizadoras entraron en pugna.

En la Biblia se nos brinda información al respecto: “Así ha dicho Jehová el Señor: ‘Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y de acabada hermosura. En Edén, en el huerto de Dios, estuviste. De toda piedra preciosa era tu vestidura: de cornerina, topacio, jaspe, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro. ¡Los primores de tus tamboriles y flautas fueron preparados para ti en el día de tu creación! Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios. Allí estuviste, y en medio de las piedras de fuego te paseabas [otra traducción: “entre las estrellas te paseabas”]

“Has puesto tu corazón como corazón de Dios... Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que la iniquidad fue hallada en ti... Se ha engreído tu corazón a causa de tu hermosura; has corrompido tu sabiduría con motivo de tu esplendor” (Ezequiel, cap.28 vers. 6, 12-15 y 17). "¡Cómo caíste del cielo, Lucero, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: ‘Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré... sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo’.” (Isaías, cap.14 vers.12-14).

En efecto, según revela la Biblia, uno de los seres creados al principio, de la más alta jerarquía, se habría rebelado contra el Creador Original, primero sutilmente y más tarde en forma abierta. ¿El motivo de la rebelión? “A causa de la multitud de tus tratos fuiste lleno de iniquidad, y pecaste. Por eso te eché del monte de Dios, te arrojé de entre las piedras de fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor. Yo te arrojé por tierra, para que los reyes te vean. Con la multitud de tus maldades y de tus tratos deshonestos, ensuciaste tu santuario.” (Ezequiel cap.28 vers. 16-18, versión Nueva Reina-Valera 1990).

Hasta donde sabemos por el Libro fue la envidia y la soberbia, aunque tuvo que haber sido por cierto mucho más compleja, al punto que esta entidad posiblemente no se dio cuenta al principio de la magnitud del fenómeno que ocurría en su mente y con toda seguridad -en la medida que el proceso avanzaba y se hacia evidente- se le hizo notar en numerosos concilios con las jerarquías estelares, instándolo a que retomara el camino de la armonía.


¿En qué habría consistido su alzamiento contra el gobierno universal? La Biblia dice: “Todo aquél que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley. ... El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio.” (1 Juan, cap.3 vers.4 y 8). Por lo tanto, basándonos en estas dos afirmaciones bíblicas, podemos decir que este deslumbrante Ser puso de alguna forma en duda la necesidad de obedecer los principios de la Ley que rige el comportamiento de los seres del Universo, conocida en la Tierra como los Diez Mandamientos o Ley Moral, atacando con ello los cimientos mismos del gobierno del Uno.

Como su corazón “se enalteció a causa de su esplendor”, pretendió dirigir hacia sí mismo el amor y el reconocimiento que ella otorga al Creador, y la Ley Moral le molestaba porque su primer y gran mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” (Mateo, cap.22 vers.37), por lo que su sutil accionar se orientó a socavar su autoridad. Al pretender ser “...semejante al Altísimo” (Isaías, cap.14 vers.14) quiso tener los mismos privilegios que el Hijo, quien, como lo afirma el apóstol Juan, fue quien materializó la Creación de Dios: “En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.” (Juan, cap.1 vers. 1-3). Al no ser consideradas sus demandas –olvidando en su ceguera espiritual que debía su misma existencia al Hijo- se habría llenado de resentimiento y envidia, y utilizado su alta investidura, extendida influencia y gran carisma, para provocar el alzamiento.

De la exposición de Ezequiel, se puede deducir que la rebelión debió ocurrir primero sutilmente -arrastrando con sus convincentes argumentos a millones de seguidores- y al final en forma abierta y desafiante, lo que hizo inevitable el enfrentamiento para anularlo, confinarlo en un lugar determinado del Universo, demostrar con pruebas contundentes su culpabilidad, y al fin llegar a destruirlo con la plena justicia que la misma Ley Moral exige: “Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley.” (1ªJuan, cap.3, vers.4); “La paga del pecado es muerte.” (Romanos, cap.6, vers.23); “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel, cap.18, vers.4); “Cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente.” (Salmo 92, vers.7).

Ahora bien, en este proceso, lento e irreversible, que pudo haber tomado cientos o quizá miles de años, esta entidad habría seducido, engañado y arrastrado consigo a una gran parte de los seres de esta zona del Universo, incluyendo a las entidades que ya se encontraban colonizando nuestro Sistema Solar.


Cuando la rebelión se hizo patente y se hacía preciso sofocarla, al parecer ya había en los planetas interiores varios ecosistemas formados por aquellos colonizadores que posiblemente albergaban a esas alturas vida autoconsciente, ecosistemas en los que -al estar divididos los propósitos- el enfoque del proceso creador por parte de las entidades rebeldes era obviamente cada vez más opuesto al original, estableciendo en ellos condiciones que se contraponían a la armonía del Universo, como una manifestación visible de su rebeldía.

El primero de ellos -donde es probable que hayan establecido su centro de avanzada- habría sido aquel planeta que hipotéticamente existió donde encontramos actualmente la zona de los asteroides, conocido por la comunidad astronómica como Faetón. El segundo habría sido Marte, el tercero la Tierra y el cuarto posiblemente Venus.

Para ir aterrizando el tema, podemos adelantar que aunque no es posible saber exactamente las condiciones de vida que pudieron haber implantado en Marte, según los últimos descubrimientos científicos hace “millones de años” existió agua y vida microscópica en él. Por otro lado, en el plano extraoficial, se han podido detectar en su superficie, principalmente en la región de Cydonia, numerosas formaciones piramidales de tamaño colosal (mencionadas incluso por Carl Sagan en su famoso libro “Cosmos”), así como extrañas formas entre ellas semejantes a cúpulas, una controvertida cara o esfinge que la NASA ha desestimado oficialmente debido a su gran erosión (aunque nada ha desmentido fehacientemente respecto de las primeras) y aparentes edificaciones en ruinas en otras regiones.

En la Tierra por “millones de años” reinó, como ya vimos, un ecosistema reptiliano fuera de la escala humana en lo relativo a condiciones climáticas, tamaño y posibilidades de supervivencia, el que podría haber albergado también, por qué no, a entidades reptilianas autoconscientes, fieles reflejos de aquella Entidad rebelde: ”... el gran dragón, la serpiente antigua”. (Apocalipsis, cap.12). 


Al respecto, podemos mencionar que los astrofísicos Carl Sagan y Frank Drake, al explicar la sorprendente inteligencia de ciertas especies animales, mencionan la existencia en la Tierra de “cierto saurio antediluviano de tamaño y cerebro similar al humano, bípedo y con dedo pulgar incluso, que no se desarrolló más porque fue barrido por un cataclismo.” (Caso Roswell, ET El Informe Final, página 152. Biblioteca Conozca Más, edición 1992).

En Venus no ha sido posible investigar hasta la fecha si hay vestigios de vida pasada, dado las condiciones actuales de su atmósfera, tórrida y corrosiva, que hacen imposible la vida como la conocemos, tal vez producto de lo que mencionaremos a partir del próximo artículo...

Por: Carlos Jiménez Fajardo


NOTA ACLARATORIA:

Muchos interpretan que los Anunnaki o Nephilim fueron una raza de gigantes, engendrados producto de una unión prohibida entre los ángeles caídos (extraterrestres) y las hijas de los hombres en tiempos prediluvianos, basados –erróneamente a nuestro juicio- en el pasaje bíblico: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los hombres valientes que desde la antigüedad alcanzaron renombre.” (Génesis cap.6, vers.4)

De este pasaje se deducen dos conceptos paralelos que es necesario aclarar a fin de no interpretarlo fuera del contexto bíblico:

1) Quienes eran realmente, según la Biblia, los hijos de Dios “que se llegaron a las hijas de los hombres”, y
2) Quienes eran los Nephilim o Anunnaki.

1. Respecto de los “hijos de Dios”: La Biblia dice explícitamente que Adán a los ciento treinta años engendró a Set, de quien Dios mantuvo un linaje leal a través del cual “… los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.” (Génesis, cap. 4 vers. 26). Este linaje fue una especie de casta sacerdotal consagrada a Dios, que mantuvo vivas a lo largo de las generaciones siguientes las leyes morales y de salud, así como los ritos que prefiguraban al futuro Mesías que rescataría a la caída Humanidad, todos los cuales les fueron enseñados por Dios a sus primeros padres. De él descienden los patriarcas bíblicos Noé, Job y posteriormente Abraham. Con toda seguridad este linaje tenía por objeto mantener viva la luz que inevitablemente tendía a apagarse en el transcurso de sucesivas generaciones que, debido a su condición caída, se degradaban paulatinamente en lo moral y en lo físico.

Ahora bien, la Biblia –que como hemos visto es un registro interactivo que se interpreta a sí mismo- califica como “hijos de Dios” a todos los seres humanos que hacen su voluntad. De hecho así lo hace explícitamente en el Antiguo Testamento con los israelitas fieles y en el Nuevo Testamento con los cristianos.

En ese contexto interpretativo, los descendientes del linaje de Set, que vivían de acuerdo a la voluntad de Dios al respetar fielmente todos sus mandatos y leyes y ser su casta sacerdotal, debían ser considerados con toda propiedad “hijos de Dios”. Asimismo los descendientes de Caín y de los hijos posteriores de Adán y Eva debían ser considerados por contraste, los “hijos o hijas de los hombres”.

Por otro lado, tal era la fuerza moral, espiritual, intelectual y física de los descendientes de Set, producto de los principios que fielmente practicaban, que eran todavía de elevada estatura y gran longevidad como sus antepasados (Adán, Eva, Caín, Set, Matusalén, Enoc, etc.) que venían recién de haber perdido la “inmortalidad” y alcanzaron una edad promedio de más de novecientos años. Ello a diferencia del resto de la Humanidad que por sus costumbres cada vez más degradadas las fueron perdiendo. De ahí que el texto tradicional haga mención a que “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los hombres valientes que desde la antigüedad alcanzaron renombre.” (Génesis cap.6, vers.4).

Fueron por lo tanto seres humanos, pertenecientes al linaje de Set, “hijos de Dios” por su condición de consagración, verdaderos “gigantes” en todo sentido, quienes “se llegaron a las hijas de los hombres”, los descendientes de Caín y de los demás hijos de Adán y Eva, unión que los apartó de su sagrada misión y provocó la degradación paulatina, irreversible y generalizada del Mundo Antiguo que ameritó fuera finalmente destruido con el Diluvio Universal.

La ciencia oficial ha identificado esta raza de gran estatura como los "Cro-Magnon", cuyos restos evidencian incluso una capacidad craneana superior a la del hombre actual, de la cual hablaremos detalladamente en un artículo posterior, en el que mostraremos incluso las evidencias arqueológicas encontradas respecto de restos óseos de impresionante talla (algunos de más de 4 metros de estatura). Respecto de los "Neanderthal", contemporáneos de los primeros, sólo adelantaré por ahora que tambien eran seres humanos y que ya no se encontraban en este escenario ... por las razones que mostraré también en dicho artículo.

2. Respecto de los Nephilim o Anunnaki: Del pasaje bíblico en cuestión, hay diferentes traducciones, en las que, dependiendo de cual sea, el texto toma distinta conformación. Por ejemplo, en otra versión bíblica se lee “Los gigantes aparecieron en la tierra cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres para tener hijos con ellas, y también después. Ellos fueron los famosos héroes de los tiempos antiguos”, y en otra más se lee “existían entonces los gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Esos son los héroes famosos muy de antiguo”.

Al respecto, el famoso astroarqueólogo y académico israelí Zecharia Sitchin, autor de The Earth Chronicles (Las Crónicas de la Tierra), obra traducida a 14 idiomas en una serie de siete volúmenes (ver www.sitchin.com), en los que este erudito cubre una variedad de temas de la mitología sumeria, tejidos alrededor de una supuesta raza avanzada de extraterrestres conocidos como “Anunnaki” (“los que vinieron del cielo a la tierra”), propone una traducción alternativa que, al cotejarla con otras consideraciones de interpretación contextual del texto bíblico, nos permite entregar una versión mucho más coherente.

Según las acabadas investigaciones de Sitchin, la versión original de este relato es como sigue: (Fuente: Zecharia Sitchin, “El 12vo Planeta”) “Los nefilim estaban sobre la Tierra, en aquellos días y también después, cuando los hijos de los dioses cohabitaban con las hijas de los Adán, y ellas les daban hijos. Ellos fueron los poderosos de la Eternidad - El Pueblo del shem.”

Sólo recientemente se ha permitido el término original hebreo nephilim en las ediciones bíblicas, y esto es debido a que, por mucho tiempo, la expresión “Los nephilim estaban sobre la Tierra” se tradujo como “Había gigantes sobre la tierra”, siendo ésto un error según Sitchin, dado que “Nephilim” o "Nefilim" resulta ser un derivado de la raíz semita NFL (“Ser lanzado abajo”), así que el verdadero significado del versículo sería “Aquellos que fueron arrojados a la Tierra”.

Por otro lado, el pasaje “el pueblo (gente) del shem”, como sería de esperar, se tradujo como “la gente que tenía un nombre”, y, de ahí, “los hombres famosos”, dado que “Shem” significa “nombre”. Pero resulta que el término “shem” posee otro significado aún más determinante a la hora de darle un sentido lógico a la frase: “Shem = nave”. Así que el relato se lee: “Los caídos estaban sobre la Tierra, en aquellos días y también después, cuando los hijos de los dioses cohabitaban con las hijas de los Adán, y ellas les daban hijos. Ellos fueron los poderosos de la Eternidad - El Pueblo de la(s) ‘nave(s)’”.

A pesar, y en su contexto pareciera lógico, que los teólogos contemporáneos y los eruditos bíblicos hayan preferido evitar estos molestos versículos, justificándolos alegóricamente o, simplemente, ignorándolos por completo, los escritos judíos de la época del Segundo Templo reconocieron en estos versículos los ecos de antiguas tradiciones sobre los “ángeles caídos”. Algunos de los más antiguos trabajos eruditos llegaron a mencionar los nombres de estos seres divinos “que cayeron del Cielo y estaban en la Tierra en aquellos días”: Sham-Hazzai (“centinela del shem”), Uzza (“poderoso”) y Uzi-El (“poder de Dios”).

De ser así, el versículo en cuestión, y en concordancia con el contexto de lo que exponemos en este artículo, debería poder leerse perfectamente como sigue: “Los ángeles caídos estaban sobre la tierra, en aquellos días y también después, cuando los hijos de Dios cohabitaban con las hijas de los hombres, y ellas les daban hijos. Ellos [los ángeles caídos] fueron los poderosos de la Eternidad, el pueblo de las naves”.

Por lo tanto, de esta traducción se pueden inferir tres cosas, perfectamente concordantes con lo que exponemos en este artículo:

a) Que los ángeles caídos –o fuerza contraria que hemos venido comentando- estaban en la tierra en aquella lejana época y eran el pueblo poderoso de la eternidad, el de las naves, que habían sido “arrojados a la Tierra”, los Nephilim o Anunnaki,

b) que se hacían ya notar influenciando a los “hijos de Dios” (es decir, al linaje de Set) para que se contaminaran espiritualmente mezclándose en nupcias con las "hijas de los hombres" cuya conducta de vida se apartaba de la Ley Moral que ellos obedecían, y

c) que los hombres y mujeres del linaje de Set, al guardar fielmente las leyes morales y de salud, tendrían que haber sido por lógica aún de elevada estatura y fortaleza física -incluyendo muchos de los hijos que engendraron con las "hijas de los hombres"(verdaderos gigantes respecto de los demás seres humanos), y que muchos de sus representantes podrían haber sido en la antigüedad personajes de renombre, dada sus sobresalientes cualidades físicas, mentales y espirituales.

Finalmente podemos acotar, para tranquilidad de los lectores de la Biblia, que –a pesar de posibles errores de traducción, influenciados por los preconceptos de sus autores- ambas versiones, las tradicionales y la de Sitchin, no se contradicen, sino más bien se complementan. Este hecho hay que tenerlo muy en cuenta, pues como veremos más adelante, las diferentes traducciones de la Biblia a las que hoy tenemos acceso ... no habrían sido fruto de la casualidad.



BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

-Jiménez Fajardo, Carlos. ¿Existe Dios?
-Sagrada Biblia, versión Reina-Valera 1995, Edición de Estudio, de las Sociedades Bíblicas Unidas.

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OBSERVACIÓN: Esta serie de artículos están basados o forman parte del libro escrito recientemente por el autor, denominado “Fenómalos – La Quinta Esencia”, publicado por Editorial Trafford (ISBN 1-4251-1232-3, por Trafford Publishing, Canada). Las imágenes y videos han sido tomadas directamente de la web, y sólo para efectos de ilustración del texto. De haber alguna de ellos con derechos de autor agradeceré comunicármelo para retirarlas de esta entrada.

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3 comentarios:

Adriana dijo...

Grazie questo articolo è molto interessante e istruttivo!!!
Adriana Pozzi

Fenómalos - La Quinta Esencia dijo...

Grazie a te Adriana! Attenti qui presto viene la siconda parte...

Carlos Jiménez Fajardo

Latamcook dijo...

Hola Tío, no he terminado de leer tu artículo, pero reién vi tu post en mi blog....el antiguo mio e boró y este lo cree hace poco, y recicle y publique algunas cosas mas nuevas
te mando un beso y un abrazo!!!
tami, tu sobrina predilecta