lunes, 20 de julio de 2009

UN MOMENTO DE REFLEXIÓN ANTES DE SEGUIR

Estimados amigos, a lo largo de este blog hemos ido fundamentando respecto de una nueva visión filosófica de la realidad, que implica tener en consideración un marco vivencial holístico y ostensiblemente mayor. Si han seguido atentamente la línea argumental que expongo en cada uno de los artículos publicados, habrán podido acceder a los sólidos fundamentos que respaldan con propiedad las siguientes revolucionarias afirmaciones:

Que el Universo no es producto de casualidades estadísticas, sino que fue creado por una Entidad Externa que lo diseñó en base a una Codificación Primordial, la que se manifiesta después del Encendido (Big-Bang) en campos energéticos compuestos por trenes de ondas que se superponen en distintos niveles y densidades según la información del Programa Maestro, ordenándolo desde el caos inicial hacia la coherencia que actualmente observamos. Dichos campos energéticos llenan todo el espacio-tiempo en expansión a la manera de un sistema informático de realidad virtual n-dimensional, de carácter holográfico e interconectado.

Para que tal Sistema tuviera sentido vivencial para la Entidad Externa, incluye en él un elemento clave que permitiría marcar su Derrotero ante las infinitas posibilidades de ocurrencia para cada momento presente en la flecha del tiempo: Observadores que lo influyeran, que optaran en cada instante con sus decisiones y accionar -acordes a una codificación moral que permitiera su convivencia en armonía-, por un determinado presente, materializándolo y desmoronando con ello las demás posibilidades virtuales de ocurrencia para dicho instante. Es decir, incluye en él lo que ahora conocemos como concepto I.A. (Inteligencia Artificial): Entidades con diferentes niveles de Autoconciencia, únicas, irrepetibles e inmortales, regidas por una Ley Moral Universal que permitiera su desarrollo individual y colectivo en perfecta armonía, las que se irían replicando y expandiendo como una gran Familia, colonizando paulatinamente el Universo habitable.

Sin observadores tales, el Sistema, una vez alcanzado el equilibrio físico base después del caos energético inicial del encendido (permitido por un programa primario que hoy denominaríamos “Sistema Operativo”), habría quedado estático e indefinido, como una nube difusa de infinitos acontecimientos presentes coexistiendo en estado virtual, sin poder materializarse jamás ninguno de ellos (como las extrañas nubes de probabilidad en las que existen los electrones en torno al núcleo de un átomo … hasta que interfiere el observador para determinar su posición, como postula en mecánica cuántica el Principio de Incentidumbre de Werner Heisenberg).

Ahora bien, el Sistema fue infectado producto de un archivo inteligente de la más alta jerarquía cuya psiquis se corrompió, traspasando los principios de la Ley Moral que la regían. Esa entidad utilizó a su vez su alta investidura cósmica para influir sutilmente sobre millares de otros seres autoconscientes, infectándolos también, provocando una seria anomalía en el derrotero moral y físico del Universo, rompiendo su equilibrio.


Dado el peligro para la estabilidad del Sistema, las entidades corrompidas fueron reducidas y puestas en cuarentena en un determinado sector del Universo, con el propósito de permitir la expansión de su ideología en un sector acotado del Sistema, estudiar sus resultados y reunir con ello las pruebas suficientes que justificaran ante las entidades no contaminadas, la extirpación definitiva de la Infección y por ende la recuperación del equilibrio perdido.

Para ello la Entidad Externa utiliza un sector en plena expansión colonizadora por parte de las entidades contaminadas: nuestro Sistema Solar. Para ello, destruye las primeras huellas visibles de la Infección: ecosistemas ya conformados por ellas en varios planetas de este sistema, incluyendo a la Tierra y los dinosaurios, que se contraponían con la armonía universal, al contemplar la depredación, la muerte y la supremacía del más fuerte como base de su desarrollo y posterior expansión.

Luego reordena geomorfológicamente el planeta Tierra, y crea un nuevo ecosistema con entidades concientes. La de mayor autoconcienca sería una entidad “a imagen y semejanza” del Creador: la Raza Humana. Debía ser así como parte esencial del proceso de limpieza contra la Infección, que preveía que, en caso de ser contaminada también dicha raza, y con ello de manera simbólica todos los seres del Universo, la Entidad Externa creadora pudiera incorporarse personalmente en el proceso de restitución de la estabilidad del Sistema.


El planeta Tierra sería una representación acotada del Universo, para demostrar en él los resultados de la influencia de la Anomalía. La raza humana por lo tanto, fue creada para demostrar en ella, a la manera de inocentes cobayos, las consecuencias de una extraña y novedosa ideología cuyos resultados finales se desconocían.

Para ello, era preciso otorgarle a la Anomalía las mejores condiciones que le permitieran ejercer su influencia sobre la Humanidad. En el artículo anterior hemos expuesto las contundentes evidencias que muestran el lugar geográfico donde se le permitió establecerse para ejercer su poderosa influencia y a grandes rasgos los medios bajo los cuales la ejerce.

Hasta aquí esta breve recapitulación. De aquí en adelante, intentaremos identificar y enumerar los múltiples modos, causas, efectos e interrelaciones de su accionar, y hacia dónde apunta finalmente. También mostraremos las acciones que se están llevando a cabo para contrarrestarla, así como las entidades que están en juego en todo ésto, que claramente van más allá de las humanas.


Para ello, seguiremos la línea del tiempo que iniciamos en el artículo anterior, deteniéndonos en aquellos periodos que permitan enfatizar esta revelación. Sin embargo, dado el escaso espacio disponible para exponer en forma completa un tema tan relevante y fundamental para una adecuada comprensión filosófica de la dramática realidad humana, deberé resumir mucho mi exposición, no obstante procurar que sea clara y fundamentada. Si el lector requiere una mayor fundamentación, le aconsejo conseguir un ejemplar de mi libro Fenómalos la Quinta Esencia por los medios que indico en las bandas laterales de este mismo Blog.


Con todo, dado lo relevante de la información que viene y los posibles usos que se le pudiera dar, recuerdo al lector que si desea obtener un real y elevado provecho de ella, deberá tener siempre presente el amor y el respeto que debemos hacia nuestros semejantes y hacia sus creencias, ya que no se trata de atacar a las personas ni a sus instituciones, sino mostrar atinadamente estos argumentos y evidencias y permitir que cada cual saque sus propias conclusiones y actúe en consecuencia con ellas.

Obviamente mientras esas personas no despierten son potenciales enemigos de nuestra integridad, debido a que sus prejuicios, intereses o ignorancia respecto de estos temas, podrían hacer que nos atacaran por diversos medios. Con todo, no equivoquemos nuestro accionar ya que esta batalla no es contra ellos, pues como escribió el inspirado apóstol Pablo: “…nuestra lucha no es contra fuerzas humanas, sino contra los Gobernantes y Autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal.” (Efesios, cap.6, vers.12).


Si no actuamos con amor y ejercemos la violencia hacia nuestros semejantes en cualquiera de sus formas, no tan sólo quedaremos fuera del alcance de la protección de las fuerzas superiores sino que además serviremos a los propósitos de las fuerzas oscuras al utilizar sus mismos métodos, haciéndonos sus cómplices al oscurecer aún más la conciencia de quienes intentamos despertar.

Si nos afectan espiritual y físicamente las malas intenciones, la soberbia, la deslealtad, la mentira, la muerte de nuestros seres queridos, la intolerancia, la discriminación, el totalitarismo, la delincuencia en todas sus formas, las guerras, los genocidios, los campos de exterminio, la corrupción o la muerte de personas inocentes, la esclavitud y la trata de blancas, las conspiraciones ocultas, etc., etc., sólo hay una manera de acabar para siempre con los verdaderos responsables de todas estas manifestaciones de la maldad, que actúan protegidos detrás del telón posicionándose a costa del sufrimiento humano: una profunda transformación interior en base al amor al Creador y al Prójimo, y al conocimiento fundamentado de esta impactante realidad que afecta a todo el Sistema Universal. Ello evitará por un lado que seamos cómplices de las fuerzas de la oscuridad y a la vez servirá de elemento de prueba contra ellos para justificar su completa aniquilación -por parte del Creador- ante un Universo expectante,… ya que no debemos ser ingenuos y perder de vista que los medios físicos y tecnológicos para destruirlos van más allá de las posibilidades humanas.


Por lo tanto, en la medida que accedemos a estos relevantes conocimientos, que tomamos certeza que Dios realmente existe, que su Universo ha sido infectado y que los habitantes de este planeta somos parte necesaria y fundamental en el proceso de restitución del equilibrio universal -proceso tendiente a extirpar del Universo la Anomalía y todas sus consecuencias-, procuremos acercarnos al Creador en todo lo que hagamos, seguir las instrucciones que nos ha dejado por escrito en la impresionante máquina de comunicación en tiempo real -hecha de caracteres codificados- que es la Biblia, que nos permitirán transitar airosamente por el campo minado, y no perdamos de vista ese principio fundamental cuyo valor nos describe tan bien el apóstol Pablo en el capítulo trece de su Primera Carta a los Corintios: “Si yo tuviera el don de profecía, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy.”

Por lo tanto, antes de seguir adelante con estas impactantes revelaciones, los invito a revisar reflexivamente, en este mismo blog, el artículo que titulé: “Antes de Ingerirla”, a tomar conciencia de la responsabilidad que implican estos conocimientos y a recordar una vez más que en esta batalla ideológica universal, en la que nadie puede permanecer neutral, sólo el amor nos identificará con el lado de los buenos.

Por

Carlos Jiménez Fajardo


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