jueves, 23 de abril de 2009

EN EL DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO


Esta fecha especial, instituida por la UNESCO el año 1995, es la ocasión propicia para que las personas reflexivas puedan atender a la importancia y significado que tiene este preciado invento humano en el desarrollo de la Cultura Universal.

Haciéndome entusiasta partícipe de esta cruzada, he querido dedicar el presente artículo a un LIBRO en especial, que más que ningún otro, ha tenido una influencia fundamental en el devenir de la civilización occidental. LIBRO que, al impactarme profundamente por sus características asombrosas, he utilizado como base principal de argumentación y análisis en el desarrollo de la investigación que expongo en la obra “Fenómalos - La Quinta Esencia”. Me refiero al milenario y sagrado libro de las religiones judeo-cristianas: LA BIBLIA ... y los invito a conocer el por qué.

QUÉ ES LA BIBLIA

La palabra Biblia deriva del griego biblyos que significa “libritos o colección de libros”. En efecto, la Biblia está compuesta de 66 libros, siendo 39 de ellos los que conforman el Antiguo Testamento y 27 los que conforman el Nuevo Testamento.

La Biblia constituye uno de los textos clásicos de la literatura universal. “Nadie medianamente informado podría negar la evidencia del gran tesoro cultural encerrado en esta colección de antiguos escritos judeo-cristianos, que alternan la narrativa histórica con los códigos legales, las normas de conducta con la delicada belleza de la lírica hebrea, los discursos didácticos o morales con la interpretación de sueños y visiones.” (Prefacio a la Biblia, versión Reina-Valera, revisión 1995. Sociedades Bíblicas Unidas).

El judaísmo y el cristianismo tienen como base común el Antiguo Testamento. Los cristianos le añaden el Nuevo Testamento, el que quedó definitivamente conformado a lo largo del siglo II d.C. Ambos conforman la Biblia Canónica, oficializada como tal por el Concilio de Nicea el año 325 d.C.

La Biblia es un gran misterio. A pesar de haberse escrito a lo largo de trece siglos, presenta una unidad de contenido y una coherencia sorprendentes:

“Las páginas de lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento fueron escritas a través de unos once siglos: desde los días de Moisés hasta Malaquías, último de sus autores.

Ahora bien, entre los que fueron redactando los diversos libros que forman el Antiguo Testamento hubo toda suerte de personas: desde encumbrados y eruditos personajes como Moisés, célebre legislador y Daniel, sabio estadista que participó en la conducción de dos naciones tan importantes en sus días, como Babilonia y Medo-Persia, hasta sencillos mensajeros tales como Amós. Sin embargo, resaltan la unidad y concordancia de las afirmaciones de autores tan diversos.
Si no hubiese habido algún elemento desconocido para el hombre, que guiara a esos escritores separados por diferencias de cultura, circunstancias, lugar y época, existiría únicamente una cantidad discordante de aseveraciones que no podrían constituir un todo homogéneo como es en realidad ... Lo mismo puede afirmarse del Nuevo Testamento, aunque en este caso se trate de diversos escritos que son fruto de autores que estuvieron más cerca entre sí que los del Antiguo Testamento” (Víctor E. Ampuero Matta. La Iglesia y sus Fundamentos, págs. 7 y 8. Asociación Casa Editora Sudamericana. 1964).


También es admirable su vitalidad, que la ha llevado a sobrevivir a lo largo de los siglos y transformarse en lo que es actualmente: el best-seller mundial, el libro más difundido del mundo, traducido a todos los idiomas y dialectos conocidos.

Muchos y enconados han sido los esfuerzos para limitar o prohibir el uso de la Biblia a lo largo de los siglos de la Era Cristiana: “Ya el decreto de Tolosa (Francia) de 1229, instituía el tribunal espantoso de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus Capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aún los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en los montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aún a sus encubridores”. Como resultado la Biblia “fue pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro”. (L. Gaussen, Le Canon des Saintes Escritures, parte 2, lib.2, cap.7; y cap.13 (Ed. De Lausana, 1860).

NOTA 1: La Iglesia de entonces justificó esta terrible actitud con el propósito de preservar su Tradición, la que se formó "con la filosofía, los mitos y las supersticiones extraídas de los pueblos paganos que la Iglesia fue decantando y adaptando" desde el siglo I en adelante. Ello, porque "ya hacia el siglo XI, quien comparara esta ‘tradición’ con el texto bíblico se daba cuenta que no calzaban", lo que provocó que muchos disidentes o "herejes" se aprovecharan de la situación y comenzaran a usar la Biblia para acusar a la Iglesia Católica de haberse apartado de la fe. "En efecto, en el 1079 el Papa Gregorio VII emitió el primero de muchos edictos que prohibían la producción y hasta la posesión de versiones vernáculas de las Sagradas Escrituras. Estos edictos se aplicaron en toda Europa. La prohibición de las Sagradas Escrituras tuvo tal efecto que los católicos de los siglos XVII, XVIII y XIX llegaron a creer que leer la Biblia era ‘volverse protestante’. Hoy la Iglesia Católica se defiende diciendo que en realidad no se prohibió la Biblia, sino sólo alguna de sus versiones. Pero olvida mencionar que estas eran precisamente las relevantes, ya que las otras estaban en latín o griego y muy pocos las podían entender." (Thomas Ralber, MSc. El Cristianismo al Desnudo. Cap. IV : La Construcción de la Mitología Cristiana, pág. 181: La Tradición versus la Biblia. Ed. I.A. Greenfield. Edición enero 2001). FIN DE LA NOTA 1.


Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror que siguió a la Revolución Francesa a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice: “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el Capítulo 11 del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aún, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamento en Francia durante aquella época.” (J.G. Lorimer, An Historial Sketch of the Protestant Church in France, cap.8, párrs. 4,5).

Pero la vitalidad de la Biblia fue tan sorprendente, que literalmente “se levantó de su sepulcro” y se esparció por toda la tierra. En 1804, según Sir William Canton, de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, “todas las Biblias que existían en el mundo, impresas o en manuscrito, contando todas las traducciones en todos los países, se calculaban en no mucho más de cuatro millones,... Los diversos idiomas en que estaban escritos esos cuatro millones de Biblias alcanzaban a unos cincuenta” (¿What is the Bible Society? Página 23. Edición revisada de 1904).


Cien años después, al cumplir su primer centenario, la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera pudo informar que ella sola había distribuido, entre Biblias, Testamentos y porciones de las Escrituras, la cantidad de 186.680.101 ejemplares –total que, en 1910, subió a más de 220.000.000 de ejemplares, en cerca de cuatrocientos distintos idiomas.


A estos totales hay que añadir los millones de ejemplares de las Sagradas Escrituras y porciones de ellas, en muchos idiomas, distribuidos por otras sociedades bíblicas y diversas agencias comerciales. La Sociedad Bíblica Americana, -la mayor de las hijas de la mencionada Sociedad Bíblica Británica.- anunció haber distribuido en los noventa y cuatro primeros años de su obra un total de 87.296.182 ejemplares. (Véase Bible Society Record, Junio de 1910).

Actualmente las Sociedades Bíblicas Unidas, como dice en cada ejemplar que distribuyen: “constituyen una fraternidad mundial de Sociedades Bíblicas nacionales que sirven a más de 180 países. Su propósito es poner al alcance de cada persona la Biblia completa o parte de ella, en el idioma que pueda leer y entender y a un precio que pueda pagar. Distribuye más de 500 millones de ejemplares cada año”.

¿ES SU CONTENIDO DE INSPIRACIÓN SOBRENATURAL?

“Mientras Babilonia esté en escombros; mientras Nínive se halle asolada, abandonada y yerma; mientras Egipto sea el más humilde de los reinos; mientras Tiro sea un tendedero de redes en medio del mar; mientras Israel esté esparcido entre todas las naciones; mientras Jerusalén sea hollada bajo los pies de los gentiles; mientras los grandes imperios del mundo sigan su curso predicho; mientras todo esto suceda, tendremos la prueba de que una Mente omnisciente dictó las predicciones de aquel Libro...” (H.L. Hastings, Will The Old Book Stand, pág.22.)

A continuación se exponen dos impactantes descubrimientos matemáticos que -en conjunto- podrían significar un definitivo respaldo secular a la inspiración sobrenatural de la Biblia y a la existencia de una Inteligencia Suprahumana, superior a todo lo que conocemos.

I. PATRONES MATEMÁTICOS EN LA BIBLIA

La estructura numérica de la Biblia ha sido estudiada atentamente por muchos investigadores, siendo tema de numerosos volúmenes. No obstante, el trabajo más impactante pertenece al matemático ruso Dr. Iván Panin (1855–1942).

NOTA 2: Iván Panin nació en Rusia el 12 de diciembre de 1855. Habiendo participado en los movimientos contra el Zar en su juventud, fue exiliado y, después de unos años de estudiar en Alemania, se fue a los Estados Unidos donde ingresó a la Universidad de Harvard. Después de su graduación en 1882, se convirtió del agnosticismo al cristianismo.

En 1890 descubrió algunos diseños matemáticos excepcionales que subyacían en la Biblia, tanto en el texto griego del Nuevo Testamento como en el texto hebreo del Antiguo Testamento. Dedicó 50 años de su vida a analizar la estructura numérica de las Escrituras, generando más de 43.000 páginas de detallados y concienzudos análisis, agotando su salud en el proceso y falleciendo a los 87 años, el 30 de octubre de 1942. FIN DE LA NOTA 2.

La estructura heptádica, o los asombrosos patrones de sietes en la Biblia:

La repetición del número siete -o un múltiplo exacto de siete- se encuentra en la Biblia desde el principio hasta el fin, lo que es extensamente reconocido. Los siete días de la Creación, el Sábado en el séptimo día, los siete años de abundancia, los siete años de hambruna en Egipto, los siete sacerdotes y las siete trompetas que marchan sobre Jericó, el año de Sabbath de la región, los siete años que demoró Salomón en construir el Templo de Jerusalén, son conocidos ejemplos. También las siete iglesias, los siete ángeles, las siete trompetas, las siete plagas, etc., en el libro del Apocalipsis. Todos ellos indican el uso consecuente de los números siete. Aparece “siete” como tal 287 veces en el Antiguo Testamento (7 x 41 = 287) mientras la palabra "séptimo" ocurre 98 veces (7 x 14 = 98). La palabra "siete veces” aparece en 7 oportunidades. Además, la palabra "setenta" es usada 56 veces (7 x 8 = 56).

Pero mucho más abajo de la superficie, Ivan Panin descubrió las propiedades numéricas asombrosas del texto bíblico, tanto en el griego del Nuevo Testamento como en el hebreo del Antiguo Testamento. No sólo se trataba de un descubrimiento intrigante, sino que también demostraba un intrincado diseño que evidenciaba un posible origen sobrenatural.

El Dr. Panin descubrió literalmente miles de tales patrones matemáticos que subyacían en todos los libros del Antiguo Testamento, antes de su muerte en 1942. El lector interesado en profundizar en este tema puede consultar el libro de Panin, La Inspiración de las Escrituras Científicamente Demostradas, que habla exhaustivamente de estos fenómenos. Panin y otros investigadores después de él han intentado incluso descubrir tales patrones matemáticos en otra literatura hebrea, pero no los han encontrado en ningún otro lugar fuera de la Biblia.

En total, Panin acumuló más de cuarenta mil páginas de cálculos detallados cubriendo la mayor parte del texto de la Biblia. Estos asombrosos patrones aparecen en el vocabulario, en las formas gramaticales, en las partes de la oración, y en las formas especiales de las palabras. Ocurren en todo el texto de la Biblia, el que contiene 31.173 versículos.

Cuando consideramos los detalles asombrosos de este fenómeno matemático es posible damos cuenta que el cambio de una sola letra o palabra en las lenguas originales del hebreo o griego destruiría el patrón numérico, con lo que podemos comprender también una de las razones por las cuales Jesucristo declaró enfáticamente: “Porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido.” (Mateo, cap.5 vers.18).

Veremos a continuación algunos sorprendentes ejemplos de la fantástica estructura de patrones matemáticos en base al número siete encerrada en las escrituras judeo-cristianas.

Al inicio del Antiguo Testamento:

El primer pasaje o versículo de la Biblia comienza con la siguiente declaración: “En el principio creo Dios los cielos y la tierra.” (Génesis, cap.1 vers.1). El texto en hebreo original se escribe así:


(En hebreo se lee de derecha a izquierda)


Ivan Panin revisó cuidadosamente este texto y descubrió un increíble fenómeno sobre múltiplos de siete que no podía ser explicado por la casualidad: Estaba compuesto de siete palabras hebreas que contenían un total de 28 letras, las que en total encerraban 30 claves distintas que involucran el número 7. En este estudio, que se considera histórico en la numerología de la Biblia, el connotado matemático ruso usó el valor de las letras al mismo tiempo que los "valores de lugar" de ellas.

Veamos algunas de las 30 características excepcionales de sietes que Panin encontró en el primer versículo del Génesis.

• El número de palabras hebreas del versículo son 7
• El número de letras es igual a 28 (7 x 4)
• Las primeras tres palabras palabras hebreas traducidas "En el principío creó Dios", que conforman el sujeto de la oración, contienen 14 letras (7 x 2)
• Las restantes cuatro palabras hebreas "los cielos y la tierra", que conforman el complemento de la oración, contienen 14 letras (7 x 2)
• Las palabras cuarta y quinta contienen 7 letras
• Las palabras sexta y séptima contienen 7 letras
• Las tres palabras claves Dios, cielos y tierra suman 14 letras (7 x 2)
• El número de letras en las cuatro palabras restantes es también 14 (7 x 2)
• La palabra más breve en el versículo es la del centro, con 7 letras
• El valor numérico hebreo de la primera, del centro y la última letras es 133 (7 x 19)
• El valor numérico hebreo de la primera y la última letra de las siete palabras del texto es 1.393 (7 x 199)

Cuando los catedráticos del cuerpo docente de matemáticas de la Universidad de Harvard fueron confrontados con este fenómeno bíblico, intentaron –naturalmente- refutar su significado como una prueba de la autoría divina. Sin embargo, después de denodados esfuerzos fueron incapaces de repetirlo. Los científicos de Harvard utilizaron el idioma inglés, y artificialmente le atribuyeron valores numéricos a su alfabeto. Disponían de un vocabulario potencial de más de 400,000 palabras inglesas disponibles entre las que elegir para formular una oración sobre cualquier tema que escogieran. Compárese esto con las limitaciones de las elecciones de palabra en la lengua hebrea bíblica que tiene solamente 145 elecciones de palabras disponibles que podían usar los autores del Antiguo Testamento.

A pesar de sus avanzadas habilidades matemáticas y su acceso a computadoras, los matemáticos fueron incapaces de llegar ni siquiera cerca de los 30 múltiplos matemáticos de 7 como los encontrados por Ivan Panin en las palabras hebreas del primer versículo del Génesis.

Al inicio del Nuevo Testamento:

Si analizamos los primeros 17 versículos del Nuevo Testamento en el griego original (el Evangelio de San Mateo) que trata sobre la genealogía de Jesucristo, vemos que éstos contienen 72 palabras griegas. En todos ellos encontramos la siguiente estructura heptádica:

• El número de las palabras correspondientes a sustantivos es exactamente 56 (7 x 8).
• La palabra griega "el" ocurre exactamente 56 veces (7 x 8).
• También, el número de diferentes formas en cuál aparece el artículo "el" ocurre exactamente 7 veces.
• Hay dos secciones principales en el pasaje: versículos 1-11 y versículos 12-17. En la primera sección principal, el número de palabras de vocabulario griegas usadas es 49 (7 x 7).
• De estas 49 palabras, el número de las que comienza con una vocal es 28 (7 x 4).
• El número de palabras que comienzan con una consonante es 21 (7 x 3).
• El número total de letras en estas 49 palabras es exactamente 266 (7 x 38).
• Los números de las vocales entre estas 266 letras son 140 (7 x 20).
• El número de los consonantes es exactamente 126 (7 x 18).
• De estas 49 palabras, el número de las palabras que ocurren más de una vez es 35 (7 x 5).
• El número de palabras que aparece solamente una vez es 14 (7 x2).
• El número de palabras que ocurren en solamente una forma es exactamente 42 (7 x 6).
• El número de palabras que salen en más de una forma es también 7.
• El número de las 49 palabras griegas de la primera sección principal que corresponden a sustantivos es 42 (7 x 6).
• El número de las palabras que no son sustantivos es 7.
• De los sustantivos, 35 son nombres propios (7 x 5).
• Estos 35 sustantivos se usan 63 veces (7 x 9).
• El número de los nombres masculinos es 28 (7 x 4).
• Estos nombres masculinos aparecen 56 veces (7 x 8).
• El número que no son nombres masculinos es 7.
• Se mencionan tres mujeres: Tamar, Rahab, y Rut. El número de letras griegas en estos tres nombres es 14 (7 x 2).
• El número de los sustantivos compuestos es 7.
• El número de letras griegas en estos 7 sustantivos es 49 (7 x 7).
• Solamente una ciudad es nombrada en este pasaje, Babilonia, que en griego contiene exactamente 7 letras.

Hay aún más características en la estructura numérica de las palabras mismas. Como es sabido, tanto el hebreo como griego usan las letras del alfabeto para valores numéricos. Por lo tanto, cualquier palabra específica -en hebreo o griego- tiene un valor numérico propio sumando los valores de las letras en esa palabra especial. El estudio de los valores numéricos de las palabras se denomina Gematría.


NOTA 3: La Gematría es un sistema por el cual las verdades y los significados ocultos son descubiertos dentro de las palabras. Cada letra de un alfabeto corresponde a un número. Los valores numéricos de las palabras se suman y entonces estas palabras se relacionan o corresponden con otras palabras que comparten el mismo valor numérico. Es el cálculo de la equivalencia numérica de letras, de palabras, o de frases, y, sobre esa base, se penetra en la interrelación de diversos conceptos y se explora la correlación entre las palabras y las ideas. Los cabalistas del siglo XIII d.C. creyeron seriamente que el Antiguo Testamento fue escrito en un código oculto inspirado por Dios. Utilizaron la gematría como uno de los principales medios por los cuales descifrar este código. FIN DE LA NOTA 3.


• Las 72 palabras griegas de estos 17 versículos de Mateo ascienden a un valor gametrical de 42.364, o 7 x 6.052, exactamente. Si una letra griega fuera cambiada, esto no ocurriría.
• Las 72 palabras aparecen en 90 formas –algunas aparecen en más de una forma. El valor numérico de las 90 formas es exactamente 54.075, o 7 x 7.725.

A través de toda la Biblia:

A continuación, mostraremos algunas de las muchas instancias de organización bíblica en múltiplos de 7:

• La Biblia se clasifica en 7 grandes divisiones:

1. Leyes: Génesis [1] a Deuteronomio [5]
2. Profetas: Josué [6] a Malaquías [26]
3. Escritos: Salmos [27] a 2 Crónicas [39]
4. Evangelios: Mateo [40] a Juan [43]
5. Hechos de los apóstoles: Hechos [44]
6. Epístolas: Santiago [45] a Filemón [65]
7. Revelación: Apocalipsis [66]
• Los Profetas y las Epístolas contienen 21 libros cada uno (3 x 7)
• Los escritores del Antiguo Testamento mencionados en la Biblia como autores de libros especiales son: Moisés, Isaías, Jeremías, Ezequiel, los 12 Profetas Menores, David, Salomón, Daniel, Esdras, Nehemías -- 21 total, lo cual es 3 x 7.
• Los libros del Antiguo Testamento pertenecientes expresamente a escritores de más de un libro son: Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Proverbios, El Cantar de Salomón, Eclesiastés: 7 en número. La suma de sus números de orden es 105 (15 x 7).
• De dichos números, Moisés tiene 14 (2 x 7); Salomón tiene 91 (13 x 7).
• Con los escritores del Nuevo Testamento ocurre así: Santiago (Jacobo en griego) se encuentra en 11 libros, Pedro se encuentra en 8, Judas en 8, Pablo en 15, Juan en 7; en total 49 (7 x 7).
• Los números de orden de sus libros son 45-47, 51-65, con su suma 1.008 (144 x 7).
• La suma total de los números de orden de los libros del Antiguo Testamento es 77 (11 x 7).
• La historia del nacimiento de Jesús en Mateo cap.1 vers.18-25, tiene 77 palabras (11 x 7).
• La historia de Juan el Bautista en Marcos cap.1 vers.1-8 tiene 77 palabras (11 x 7).
• La historia de los diáconos de la primera iglesia en Hechos cap.6 vers.1-7 tiene 77 palabras (11 x 7).

Incluso, esta misma estructura numérica puede ser útil para corregir errores de ortografía encontrados en algunos manuscritos, ya que si la palabra es escrita mal en una copia en griego o hebreo original, el patrón numérico es destruido.

¿Cómo pudo ser organizada esta estructura tan increíble y precisa?

Es claramente evidente que el asombroso diseño oculto bajo la superficie no puede ser fortuito o sólo coincidencia. Como no hay una explicación humana para ello, tal vez nos vayamos acercando al misterio de su autoría a partir de lo que veremos a continuación:


II. UN CÓDIGO DE SALTO OCULTO EN LA TORÁH


“Es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los tiempos está incluido en la Toráh, desde la primera letra hasta la última palabra. Y no tan sólo en un sentido general, sino hasta el menor detalle de cada especie y cada uno de sus individuos, y hasta el detalle de cada detalle de cuanto le ocurra a éste desde que nace hasta que deja de existir”. (El Genio de Vilna, Siglo XVIII).


El año 1999, apareció publicado en las principales librerías del mundo un revelador best seller escrito por el periodista e investigador norteamericano Michael Drosnin, titulado “El Código Secreto de la Biblia”. En dicha obra, el reportero informa los hallazgos de un matemático israelí que habría descubierto y descifrado un código oculto en la Toráh (o Pentateuco, como se denomina al conjunto de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento). Argumenta que cuando Dios inspiro los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, inscribió dentro del texto profecías en un “CÓDIGO DE SALTO” (por ejemplo, cada quinta letra en una frase forma una palabra). Descifrarlo era tan complejo que para lograrlo se requería necesariamente de un computador (ordenador) programado en base a avanzados modelos matemáticos.


Sir Isaac Newton -que además de genial físico y matemático fue considerado un eminente teólogo-, habría invertido muchos años de su vida tratando de descifrar este código, del cual sospechaba su existencia.

Así lo afirma su biógrafo John Maynard Keynes, quien al asumir la rectoría de Cambridge pudo descubrir que entre los manuscritos dejados por el científico la mayor parte de ellos versaba sobre teología esotérica. Pese a sus constantes esfuerzos Newton no logró descifrar el código bíblico -a pesar de su increíble genio matemático que lo llevó a aplicar variados modelos, sin resultado- sencillamente porque no tenía la herramienta de la cual hoy disponemos: el computador.

En nuestra época, aunque ya hace más de cinco décadas, el primero en intuir la presencia de este código en la Toráh habría sido un rabino de la ciudad de Praga, llamado H.M.D. Weissmandel, quién descubrió que podía leer la palabra Torah saltándose cada cincuenta letras, tanto en el Génesis como en Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, es decir en los cinco primeros libros bíblicos denominados precisamente Toráh. Lamentablemente tampoco disponía de un computador, por lo que no llegó más allá.


Los escritos de Weissmandel llegaron por casualidad al Dr. Eliyahu Rips, matemático israelí de prestigio mundial, profesor asociado de Matemáticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quién basándose en ellos se dedicó -ya con la ayuda de un computador- a descifrar el código de salto oculto en la Biblia, logrando como él mismo dijera: “traspasar el umbral”.

La prueba de la existencia del código fue presentada en 1994 por Eliyahu Rips en un artículo preparado en conjunto con el físico israelí Doron Witztum y su colega Yoav Rosemberg, denominado “Secuencias Equidistantes de Letras en el Libro del Génesis”, enviado a la revista Statistical Science, destacada publicación norteamericana, la que después de tres revisiones independientes realizadas por expertos, decidió publicarla. Dice Drosnin: “... Nadie ha enviado una refutación en regla a la revista matemática donde el artículo Rips-Wiztum-Rosemberg apareció.” (Michael Drosnisn, “El Código Secreto de la Biblia”. Editorial Planeta, novena edición argentina, enero de 2000, pág. 30).

NOTA 4: Statistical Science, (volumen 9, número 3, de agosto de 1994, páginas 429 a 438) del Institute of Mathematical Statistics, EE.UU. En dicho artículo, Eliyahu y sus colaboradores demuestran científicamente la existencia de un código de salto oculto en el texto de la Toráh escrito en hebreo antiguo, mediante el análisis computacional del texto del Génesis, utilizando el método denominado E.L.S. (Equidistant Letter Sequences). Para ello tomaron como medio de prueba una lista de 32 personalidades notables de la historia de Israel, cuyos nombres, fechas de nacimiento y de muerte pudieron ser encontrados correctamente relacionados en el Génesis con una certeza de uno en diez millones; es decir prácticamente total. Como texto de control utilizaron la versión hebrea del libro Guerra y Paz y otros dos textos originales en hebreo. Sólo en la Biblia se encontraron los datos correctos, demostrando así la existencia de tal código. Aunque, por presiones externas comprensibles, el artículo fue finalmente retirado de los archivos de Statistical Science, el lector puede bajar el estudio completo (en inglés) pegando en su barra de internet el siguiente enlace: http://cs.anu.edu.au/~bdm/dilugim/Nations/WRR2/
(FIN DE LA NOTA 4).

En su libro "El Código Secreto de la Biblia", Drosnin recoge la opinión de famosos expertos:

David Kazhdan, uno de los principales matemáticos de Harvard, afirma: “Todo parece indicar que hace tres mil años la Biblia fue codificada con información sobre acontecimientos futuros. He estudiado los resultados. Son científicamente inobjetables. Creo que el código existe.”
Piatetski-Shapiro, destacado mátemático de Yale, acota: “Creo que sí, que el código existe. Conozco los resultados y admito que son sorprendentes. Predicciones del futuro, de Hitler, del holocausto... Mi instinto matemático me dice que aquí hay algo verdadero... Yo creo que estamos ante un inteligencia que trasciende a nuestro alcance... Sólo veo una respuesta: Dios existe”.
Robert J. Aumann, el más célebre matemático de Israel, uno de los expertos mundiales en teoría de juegos, y miembro de las academias estadounidense e israelí, concluye categóricamente: “El código de la Biblia es un hecho. El planteamiento científico es impecable y los resultados de Rips son altamente significativos, de una manera inusual en el mundo de la ciencia. He leído sus trabajos con atención; los resultados son claros y están perfectamente desarrollados. Es más de cuanto se puede pedir en términos estadísticos. El rendimiento más exigente no suele pasar de una probabilidad en un millar. Los resultados de Rips son significativos como mínimo a un nivel de una en cien mil. No es nada frecuente ver resultados así en la experimentación científica... Por lo que a mí respecta, el código de la Biblia no ofrece dudas... No ha habido nada igual en siglos y siglos de ciencia moderna.”. Aumann siguió durante años los trabajos de Rips y dedicó varios meses a revisarlos en detalle. Finalmente, el 19 de marzo de 1996, el más famoso de los matemáticos israelíes comunicó a la Academia de Ciencias de Israel sus conclusiones: ‘el código de la Biblia es un hecho demostrado.’” (Ibid., páginas 38 – 43).

Harold Gans, un experimentado descifrador de códigos de la Central de Inteligencia Americana (C.I.A.), enterado de este fenómeno y con un software diseñado en forma independiente al de Rips, habría confirmado que efectivamente hay en la Biblia un código que revela el futuro: “El trabajo que realicé con el código de la Biblia –diría Gans luego- no se diferenciaba mucho de mi práctica habitual en el Departamento de Defensa. Al principio, mi escepticismo era del ciento por ciento. El código me parecía una soberana tontería. Me propuse desmantelarlo y acabé demostrando que era un hecho.” (Ibid., página 23).

Este asombroso código predeciría eventos que ocurrieron miles de años después que se escribiera el Pentateuco. Según Drosnin –y así lo muestra en su libro- previó los asesinatos de ambos Kennedy, el bombardeo de la Ciudad de Hiroshima, la elección de Bill Clinton, todo de la Segunda Guerra Mundial a Watergate, del Holocausto a Hiroshima, del Alunizaje a la colisión de un cometa con Júpiter. En unos casos dramáticos se encontraron predicciones detalladas de antemano... y los eventos pasaron entonces exactamente como estaba predicho: La fecha del comienzo de la Primera Guerra del Golfo se habría encontrado semanas antes de comenzada ésta; la fecha de la colisión de los restos del cometa Shoemaker-Levy sobre Júpiter meses antes de la explosión, etc.

Existiría una “Biblia dentro de la Biblia” en la forma de un complejo software computacional interactivo escrito en hebreo antiguo (con los caracteres sin separaciones entre sí), cuyas combinaciones -en varios niveles de profundidad- se elevarían según el matemático Eliyahu Rips, al infinito, conteniendo todas las posibilidades futuras de la Humanidad, desde el momento en que fue escrito hasta el fin de los tiempos. “Seguramente consta de varios niveles más de profundidad –aventura Rips-, pero por el momento carecemos de un modelo matemático lo suficientemente potente como para acceder a ellos. Sin duda ha de parecerse más a un holograma que a un crucigrama. Estamos hurgando en matrices bidimensionales y probablemente deberíamos buscar en tres dimensiones como mínimo, sólo que ignoramos cómo hacerlo.” (Ibid., página 45).

Este sorprendente hallazgo encajaría perfectamente como señala Drosnin, en la descripción que hace –sin aludir al código de la Biblia- el físico australiano Paul Davies en su libro ganador del premio Templeton de ciencia y religión “La Mente de Dios” (Paul Davies, The Mind of God, Editorial Touchstone, 1993, pág. 96), respecto de un supuesto contacto alternativo con una inteligencia alienígena sumamente avanzada, mediante el descubrimiento de un artefacto extraterrestre que “... podría estar programado para manifestarse sólo cuando la civilización terrícola atravesase determinado umbral de conocimiento... El artefacto podría ser interrogado directamente, al igual que una terminal interactiva moderna, estableciéndose así un modo de diálogo. Tal artefacto podría almacenar una enorme cantidad de información de suma importancia para nosotros.” (Ibid., página 92).


En efecto, la Biblia vendría a ser -en todos los aspectos-, tal misterioso artefacto, el que asombrosamente ha estado durante siglos entre nosotros, pero que ha manifestado su código oculto de consulta interactivo sólo cuando hemos atravesado el umbral del conocimiento que nos ha permitido el desarrollo tanto de elevados modelos matemáticos como la construcción de poderosos computadores. Ello, porque es posible que tenga la misión de prevenirnos frente acontecimientos de gran relevancia para nuestro tiempo, revelándonos una serie de posibles futuros cuyo último resultado todavía podríamos decidir.

NOTA 5: Al respecto, la posición actual de muchos pensadores y físicos es que no existiría un sólo futuro, sino que infinitos futuros potenciales, en estado virtual o de vibración (propuesta por el grupo de Copenhaguen), esperando que el libre albedrío humano escoja con sus acciones uno de ellos, materializándolo. Esto sería válido tanto para el accionar individual como para las decisiones de la sociedad humana como un todo. También explicaría que el derrotero del Universo pueda ser guiado por las decisiones de la conciencia, a la manera de un gigantesco juego de video en el que están todas las posibilidades de ocurrencia programadas con antelación, siendo la habilidad del jugador la que determina los resultados que se materializarán finalmente.
A partir de un instante determinado habría infinidad de caminos perfectamente posibles de materializarse de acuerdo a la decisión tomada.
Aunque algunos físicos teóricos teorizan acerca de los mundos paralelos, en el sentido de que coexisten perfectamente infinitas realidades simultáneas, diferenciándose unas de otras sólo en un salto cuántico, con lo que hemos analizado hasta ahora es más lógico afirmar que estas realidades existan en forma virtual y que el salto cuántico que las materializa es provocado por la acción del observador, por una decisión tomada respecto a otra o por la observación consciente de parte de éste. En este sentido, los universos paralelos “sólo existirían en el campo cuántico, es decir, en estado virtual, careciendo de consistencia hasta tanto no hayan sido materializadas por un observador.” (Grichka Bogdanov, Dios y la Ciencia. Emecé Editores S.A., segunda edición, septiembre 2003). FIN DE LA NOTA 5.

Esto concordaría perfectamente con las evidencias que hemos expuesto en artículos anteriores, de un Universo creado a la manera de un inmenso software interactivo en el que están diseñadas todas las realidades posibles, coexistiendo en forma virtual hasta que la acción del observador materialice una de ellas.

Fiel a mi política de no cerrarme a posibles descubrimientos, he incorporado el estudio de Rips a mi investigación pues las evidencias de su autenticidad son contundentes. Así lo han corroborado, además de la publicación de Statistical Science y la opinión de connotados expertos matemáticos, libros posteriores de otros autores y un documental que ha sido transmitido en la televisión por cable. Aunque hecho de menos la polémica que debió haber producido necesariamente un acontecimiento de esta índole (también es cierto que una de las tantas formas de acallar un hecho de incómodas consecuencias, es restarle absoluta importancia). Dado lo anterior, será tarea de investigadores serios y entusiastas el comprobar fehacientemente la veracidad de lo expuesto por Drosnin y otros investigadores y de ser así, dada su gran relevancia, darlo a conocer a un nivel mayor.

En beneficio de propiciar una apertura mental hacia nuevos avances culturales y científicos, quiero aprovechar de decir que, al revés de lo que ocurre con científicos convencionales como el principal detractor a este descubrimiento, el experto australiano en estadística Avraham Hasofer, quien opina que “el uso de pruebas estadísticas en cuestiones que atañen a la fe plantea serios problemas”, y con expresiones religiosas fundamentalistas que lo califican sin argumentos científicos de “código engañoso” (mostrando con ello una temerosa y dogmática actitud frente a evidencias de que la Biblia pudiera alejarse de la cotidiana familiaridad a la que están acostumbrados, desconociendo que el Libro muestra en sus mismas páginas una naturaleza dinámica y progresiva en sus revelaciones hacia el Hombre en el devenir histórico), no deberíamos temer mezclar la ciencia con la religión, pues como hemos estado mostrando a lo largo de nuestra investigación, el camino hacia los verdaderos descubrimientos estriba precisamente en esta simbiosis.

CONCLUSIONES

Por todo lo anteriormente expuesto, sólo queda acotar al estimado lector que la presencia de este impresionante LIBRO en el mundo no sería casual ni tampoco el fruto, como muchos podrían sinceramente pensar, de maestros iluminados por su propia experiencia mística. Por lo mismo, tal vez tampoco pretendió ser la base para formar religiones como la judía, la cristiana o la musulmana, que sólo han logrado dividir seriamente al mundo.

Como bien lo revelan sus misteriosas páginas, el principal propósito de su Inspirador habría sido iluminar las conciencias sensibles frente a la milenaria batalla ideológica entre el Bien y el Mal que se libra en la Tierra, para producir en ellas una profunda transformación interior que permita recuperar la relación del Hombre con su Creador, perdida en la noche de los tiempos.

Aunque sus adversarios hayan ganaron terreno en este proceso al enclaustrar su vital mensaje dentro de sinagogas, catedrales, templos e instituciones, la Biblia se ha transformado finalmente en el BEST-SELLER MUNDIAL. Ahora sólo falta que las personas se animen a sacarlo de sus escaparates -y con la debida humildad frente a la inmensidad de lo allí revelado- lo abran, consulten, y hagan suyo el gran tesoro cultural y espiritual que encierran sus misteriosas páginas.


“Libro prodigioso aquél, señores, en que el género humano comenzó a leer treinta y tres siglos ha; y con leer en él todos los días, todas las noches y todas las horas, aún no ha acabado su lectura. Libro prodigioso aquél, en que se calcula todo, antes de haberse inventado la ciencia de los cálculos; en que sin estudios lingüísticos se da noticia del origen de las lenguas; en que sin estudios astronómicos, se computan las revoluciones de los astros; en que sin documentos históricos se cuenta la historia; en que sin estudios físicos se revelan las leyes del mundo.

Libro prodigioso aquél, que lo ve todo, y que lo sabe todo; que sabe los pensamientos que se levantan en el corazón del hombre, y los que están presentes en la mente de Dios; que ve lo que pasa en los abismos del mar, y lo que sucede en los abismos de la tierra; que cuenta o que predice todas las catástrofes de las gentes, y en donde se encierran y atesoran todos los tesoros de la misericordia, todos los tesoros de la justicia y todos los tesoros de la venganza. Libro, en fin, señores, que cuando los cielos se replieguen en sí mismos como un abanico gigantesco, y cuando la tierra padezca desmayos, y el sol recoja su luz y se apaguen las estrellas, permanecerá él solo con Dios, porque es su eterna palabra, resonando eternamente en las alturas.” (Palabras del célebre literato español contemporáneo Donoso Cortés, pronunciadas en un notable discurso sobre la Biblia al ser recibido como miembro de la Real Academia Española).


Por Carlos Jiménez Fajardo


Bibliografía principal:

• Iván Panin, The Inspiration of the Hebrew Scriptures Scientifically Demonstrated (La Inspiración de las Escrituras Hebreas Científicamente Demostrada), publicado por The Book Society of Canada Ltd., Agincourt, Ontario.
• Ivan Panin (various works), Bible Numerics (Numerología Bíblica), P.O. Box 206, Waubaushene, Ontario, L0K-2C0.
• Jean Guitton, Igor y Grichka Bogdanov, Dios y la Ciencia. Emecé Editores S.A., segunda edición, septiembre 2003.
• Jeffrey, Grant R., The Signature of God (La Firma de Dios), Frontier Research Publications, Inc. (1996).
• McCormack, R., The Heptadic Structure of Scripture (La Estructura Heptádica de la Escritura), Marshall Brothers Ltd., London, 1923; E.W. Bullinger, Numbers of the Scriptures; F.W. Grant, The Numerical Bible (7 vols.); Brown, Ordo Saeculoreium, et al.
• Michael Drosnin. El Código de la Biblia. Editorial Planeta, novena edición argentina, enero de 2000.
• Sagrada Biblia, versión Reina-Valera 1995, Edición de Estudio, de las Sociedades Bíblicas Unidas.
• Víctor E. Ampuero Matta. La Iglesia y sus Fundamentos. Asociación Casa Editora Sudamericana. Edición del 29 de mayo de 1964. San Martín 4555, Florida (FNGBM). Buenos Aires, Argentina.


OBSERVACIÓN: Esta serie de artículos están basados o forman parte del libro escrito recientemente por el autor, denominado “Fenómalos – La Quinta Esencia”, publicado por Editorial Trafford (ISBN 1-4251-1232-3, por Trafford Publishing, Canada). Las imágenes y videos han sido tomadas directamente de la web, y sólo para efectos de ilustración del texto. De haber alguna de ellos con derechos de autor agradeceré comunicármelo para retirarlas de esta entrada.

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2 comentarios:

Fenómalos - La Quinta Esencia dijo...

Algunos investigadores argumentan sin embargo, que la actual Biblia Hebrea, lejos de ser un texto histórico infalible creado por un Ser Supremo, resulta ser, en primer lugar una recopilación de antiguas leyendas, tradiciones y escritos religiosos sumerios, caldeos y babilónicos (puesto que coinciden sorprendentemente en muchos relatos y concepciones), y en segundo lugar una gran revisión compilada de por lo menos dos trabajos completamente separados conformados por los hebreos en los siglos posteriores a Moisés.

Sus argumentos son los siguientes: Reunidos en el Libro del Génesis existen dos trabajos separados conocidos por los académicos como las tradiciones del Norte “E” y las del Sur “J”, las cuales, complementadas por revisiones e inserciones adicionales, habrían provocado una concepción errada de la Divinidad en la cual creía el pueblo judío.

Lo anterior, por cuanto en la “E” (que contiene los pasajes referentes a los Elohim) reside la tradición pre-judaica de la gente del Norte, quienes exaltaban al Más Elevado Dios, Él, y a los subordinados Elohim. En cambio los pasajes correspondientes a “J”, o Jehovistas, describen una entidad totalmente foránea: YHWH, traducido como Jehováh o Yavéh, el “Señor”.

De acuerdo a Max. J. Dimont, en Jews, God and History: "En el siglo quinto a.C. los sacerdotes judíos combinaron porciones de los documentos ¡’J’ y ‘E’, añadiendo un pequeño aporte personal (conocido como el fraude piadoso); los documentos resultantes se conocen como ‘JE’, ya que Dios en estos pasajes es nombrado como ‘Jehovah Elohim’ (traducido como ‘Señor Dios’).”

Según ellos, a ésto se debe que encontremos, dentro de la Biblia, imágenes contradictorias y conflictivas del Supremo Dios: El Padre Celestial, amante y universal, y Jehová o Yavéh, el dios tribal, caprichoso, colérico, vengativo, al que el historiador Gibbon describe en su obra The Decline and Fall of the Roman Empire, como un “ser propenso a la pasión y al error, caprichoso a su favor, implacable en su resentimiento, celoso de su supersticiosa adoración, y confinando su providencia parcial a una simple persona y a su transitoria vida.”.

Estos investigadores, a pesar de su gran erudición técnica y académica (o quizás atrapados por ella misma), no han tenido debidamente en cuenta a nuestro juicio, el contexto histórico-religioso del pueblo hebreo y la revelación bíblica. No es posible separar dicho contexto del contexto literario sin entrar a un callejón sin salida en el que se confunde todo, inclusive la concepción de la Deidad. La Biblia no fue escrita por Dios (salvo las Tablas de la Ley en el Sinaí, que según Moisés fueron escritas “por el dedo de Dios”), sino que inspirada por Él a través de los seres humanos, y la revelación bíblica desde sus inicios ha sido progresiva y por ende guiada desde arriba tanto en la inspiración, recopilación, ordenamiento y complementación de sus escritos hasta el siglo II de la Era Cristiana, como en la interpretación de su contenido a través del tiempo (puesto que contiene enseñanzas, consejos, advertencias, y revelaciones que sólo toman sentido en la medida que avanzan los acontecimientos históricos y aumentan los conocimientos producto del desarrollo de la civilización).

Por lo tanto, estos investigadores aunque tienen toda la razón respecto de la revisión compilada de los documentos “J” y “E” y la adición de los textos que ellos llaman “fraude piadoso”, deberían no obstante considerar en sus estudios el siguiente aspecto trascendental: Que los encargados de los escritos bíblicos (escribas y sacerdotes judíos, y posteriormente apóstoles y padres de la Iglesia primitiva) no actuaban por cuenta propia sino que investidos como representantes del pueblo escogido (Israel hasta la crucifixión de Jesús y la Iglesia cristiana después) que debía revelar el propósito divino hacia la Humanidad. Dios estaba interviniendo directamente a través de ellos en la recopilación y ordenamiento religioso de los textos sagrados (incluyendo aquellos llamados “añadiduras” por los eruditos en literatura hebrea y griega, que permitieran ampliar la revelación) a fin de conformar la Guía completa que permitiera atravesar con éxito un campo de batalla que iría siendo cada vez más densamente minado a lo largo de los siglos.

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UNA ASOMBROSA PROFECÍA

Como son muchas las personas que tienen un vago conocimiento de las profecías bíblicas como para entender su importancia y les den el crédito que realmente merecen, se ha considerado conveniente exponer aquí una de las más impactantes, cuyo cumplimiento ha sido plenamente corroborado por la Historia y que de paso anuncia para esta época la segunda venida (o segundo advenimiento) del Mesías. Se trata de la profecía narrada en el Antiguo Testamento, libro de Daniel, Capítulo 2.

Resumiendo, consiste en que Nabucodonosor, rey del imperio babilónico (606-538 a.C.), en el segundo año de su reinado, tuvo un inquietante sueño que lo perturbó mucho, pero que después le fue imposible recordar y ordenó a sus “magos, astrólogos, adivinos y caldeos” del imperio, bajo pena de muerte, que le adivinaran el sueño y su interpretación. Ninguno de ellos pudo hacerlo y se dictó la sentencia de muerte. Pero Daniel, un joven israelita cautivo junto con su pueblo en Babilonia, se presentó ante el rey y le pidió “que le concediera tiempo, que él daría al rey su interpretación”.

Según relata la Biblia, “El secreto le fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo”. Se presentó nuevamente ante el rey y le dijo: “-El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos que revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los últimos días. Estos son tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama: Estando tu, rey, en la cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de suceder en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser...
“Tú, rey, veías en tu sueño una gran imagen. Esta imagen era muy grande y su gloria, muy sublime. Estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Pero la piedra que hirió a la imagen se hizo un gran monte que llenó toda la tierra”.
“Este es el sueño. También la interpretación de él diremos en presencia del rey. Tú, rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tus manos, y te ha dado el dominio sobre todo. Tú eres aquella cabeza de oro.
“Después de ti se levantará otro reino, inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, así él lo desmenuzará y lo quebrantará todo”.
“Lo que viste de los pies y de los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y de hierro, será un reino dividido, pero habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste el hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, este reino será en parte fuerte y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte se desprendió una piedra sin que la cortara mano alguna, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero y fiel su interpretación”.

Demás está decir el asombro y la satisfacción del rey Nabucodonosor, que aparte de otorgar a Daniel “muchos honores y grandes dones”, lo “hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia”, perdonándoles la vida a petición expresa del profeta (Santa Biblia, versión Reina-Valera, revisión 1995. Libro de Daniel, Capítulo 2).

La Historia nos comprueba el sorprendente cumplimiento de esta profecía. Primero surgió Babilonia, la cabeza de oro, que alcanzó su máximo esplendor con Nabucodonosor, pero que pocos años después cayó vergonzosamente ante los medo-persas. (véase Daniel, capítulo 5). Estos, representados por el pecho y los brazos de plata, fueron derrotados a su vez por Alejandro Magno en las batallas de Gránico, Iso y Arbelas, la última de las cuales se libró en el año 331 a.C. El Imperio Helenístico fundado por Alejandro, simbolizado por el vientre y los muslos de bronce, sucumbió ante las legiones romanas en el año 168 a.C. (Nota: Hipólito, quién vivió del 170 al 230 d.C. escribió: “¡Alégrate bendito Daniel! No estabas equivocado ... Ya rige el hierro”).

Y este último imperio, el Imperio Romano, el hierro de las piernas de la estatua (DOS piernas: El Imperio romano de Occidente: ROMA, y el Imperio Romano de Oriente: CONSTANTINOPLA), desapareció a su vez frente al empuje de las tribus germánicas del norte de Europa. En efecto, el Imperio Romano de Occidente sucumbió al embate de los germanos, quienes una vez asentados en el territorio del Imperio, dieron nacimiento a las actuales naciones de la Europa Occidental: Los alemanes (Alemania), los francos (Francia), los burgundios (Suiza), los anglosajones (Inglaterra), los visigodos (España), los lombardos (Italia), los vándalos (España y norte de Africa), los hérulos (Italia), los ostrogodos (Italia), y los suevos (Portugal). Ellos representan la mezcla de hierro y barro cocido de los pies de la estatua, que intentaría unirse en un solo reino mezclándose por medio de alianzas humanas, pero no lo lograría.

A través de la historia europea hubo varios intentos, fracasados por supuesto, de reunir los restos dispersos del Imperio Romano. Mencionaremos en forma sucinta algunos de ellos: Justiniano, emperador romano de Oriente, en el siglo VI; Carlomagno en el siglo VII; Carlos V y Felipe II, en el siglo XVI; Luis XIV en los siglos XVII y XVIII; Napoleón en los siglos XVIII y XIX; el káiser Guillermo II y Adolfo Hitler en el siglo XX; los casamientos entre los miembros de las casas reinantes europeas; el intento de creación de la Federación Europea, que persiste hasta nuestros días, siendo su expresión más reciente el Mercado Común Europeo con su moneda única: el Euro.

Hasta aquí el cumplimiento es indiscutiblemente exacto. Pero la profecía habla además de la piedra cortada no con mano, que hiere a la imagen en la parte que representa a la Europa de la época actual “...En los días de estos reyes...”, y dice explícitamente que este reino, el quinto reino universal a partir de Babilonia, no será humano. ¿Es que estamos a las puertas de la segunda venida del Mesías en gloria y majestad? ... la profecía hasta ahora no se ha equivocado.

El tema del segundo advenimiento del Mesías se trata ampliamente en el Capítulo 13 deL libro “Fenómalos – La Quinta Esencia”. Por ahora valga la exposición de esta profecía como una prueba más –ampliamente reconocida por la comunidad bíblica internacional- acerca de la autenticidad de la Biblia como documento inspirado “desde arriba” por una Entidad Suprahumana.