
“Creó
pues Elohim al hombre a imagen suya, a imagen de Elohim creóle; macho y hembra
los creó.”
La
Biblia, Génesis 1:27
Complementando
la entrada anterior, y siempre siguiendo la línea del tiempo llevada hasta ahora, contrastaremos en ésta la teoría de los Annunaki creadores del Hombre con lo revelado por la Biblia respecto de la creación de la
raza humana y su propósito, con argumentos y conclusiones que nos servirán para dilucidar si la nuestra es una raza destinada a la desoladora esclavitud o, por
el contrario, una con esperanzas ciertas de libertad.
La
Creación de los Dioses Sumerios
Las teorías
de Zecharia Sitchin se basan en investigaciones directas de fuentes sumerias,
babilónicas, mitología del Cercano Oriente, de la arqueología y de la Biblia , así como de los
nuevos descubrimientos en astronomía, geología, lingüística, bioingeniería y
tecnología espacial. En 1976, Sitchin publicó su primer libro, The 12th
Planet (El Doceavo Planeta), donde presentó su hipótesis.
Los Anunnaki,
dice, son seres altamente desarrollados de un planeta distante que tiene una
órbita elíptica retrógrada de 3.600 años alrededor del Sol. Sitchin dice que
este planeta, donde se originaron los llamados dioses de la antigüedad, era
conocido como Nibiru por los sumerios, Marduk por los babilonios,
y Olam por los hebreos. Se conoce hoy como Planeta X, y su
órbita lo haría el décimo del Sistema Solar (el doceavo planeta según los
sumerios, que incluian al Sol y a la
Luna como tales).[i]
“Según los
sumerios, nuestro sistema solar tiene 12 miembros: el Sol, la Luna , y diez, no nueve,
planetas. Este sistema solar, con el sol en el centro, está delineado en un
sello cilíndrico datado hace 4.500 años, encontrado por un arqueólogo y que
está en un museo de Berlín. El planeta que es el 12º miembro del sistema, se
llamó NIBIRU, ’El planeta de tránsito’.
Su símbolo es la cruz. Tiene una gran órbita elíptica, como un cometa, y
se acerca a nuestra vecindad, entre Marte y Júpiter, cada 3.600 años (más o
menos)”.
La intervención
a nivel genético de los Annunaki en los homínidos estaría justificada
según Sitchin, en el reciente descubrimiento por parte de los científicos de
223 genes que son exclusivos del ser humano, lo que según ellos no fueron
producto de la evolución, sino de una intervención mucho más reciente en este
proceso, producida quizás por bacterias.[ii]
Sitchin
postula que fue obra de los dioses sumerios:
“Como está
detallado en mis libros, comenzando con 'El 12avo Planeta' (1976) e
incluso más en 'El Génesis Revisado' y 'El Código Cósmico', los Anunnaki
vinieron a la Tierra
hace unos 450.000 años del planeta Nibiru, un miembro de nuestro propio sistema
solar cuya gran órbita lo trae a nuestro sector de los cielos cada 3.600 años.
“Ellos
entraron aquí por la necesidad de oro, con el que protegerían su atmósfera
disminuida. Agotados y en la necesidad de ayuda para extraer el oro, Enki, su
jefe científico, sugirió que usaran su conocimiento genético para crear a los
Obreros Primitivos que necesitaban. Cuándo los otros líderes de los Anunnaki
preguntaron: ¿Cómo puedes crear a un nuevo ser? Él contestó: 'El ser que
necesitamos ya existe; todo lo que tenemos que hacer es poner nuestra marca en
él'. Esto fue hace unos 300.000 años.
“Cuando los
líderes de los Anunnaki aprobaron el proyecto (reflejado en el bíblico 'Creemos
a Adán'), Enki con la ayuda de Ninharsag, el Oficial Médico en Jefe de los
Anunnaki, se embarcaron en un proceso de ingeniería genética, agregando y
combinando genes de los Anunnaki con aquellos de los homínidos ya existentes.
Cuando, después de mucho ensayo y error, sorprendentemente descrito y
registrado en la antigüedad, se logró un 'modelo perfecto', Ninharsag lo sostuvo
y gritó: ¡Mis manos te han hecho!'. Un artista antiguo pintó la escena en un
sello cilíndrico (ver láminas en la web de Sitchin). Y es así
que, yo sugiero, llegamos a poseer esos singulares genes extra. Era a la imagen
de los Anunnaki, no de bacterias, que Adán y Eva fueron diseñados.
“Una cuestión
de extrema importancia. A menos que investigación científica adicional pueda
establecer, más allá de cualquier duda, que la única posible fuente de los
genes adicionales son realmente las bacterias, y a menos que entonces se
determine también que la infección ('la transferencia horizontal') fue de las
bacterias al ser humano y no del ser humano a las bacterias, la única solución
alternativa disponible es la ofrecida por los milenarios textos sumerios.
Hasta entonces, los enigmáticos 223 genes extraños permanecerán como una
alternativa y como una corroboración por la ciencia moderna de los Anunnaki y
sus proezas genéticas en la Tierra.”[iii]
Raza
de esclavos sin esperanza
En 1989, la
hipótesis radical de Zecharia Sitchin avanzó a otro nivel con la publicación
del libro The Gods of Eden (Los Dioses del Edén), subtitulado: The
chilling truth about extraterrestrial infiltration - and the conspiracy to keep
humankind in chains (La escalofriante verdad acerca de la infiltración
extraterrestre - y la conspiración para mantener a la humanidad encadenada). El
autor, un abogado californiano con el seudónimo William Bramley [iv],
recopiló las principales investigaciones anteriores sobre el tema de los
"astronautas ancestrales" y las reunió con una particular visión
conspiratoria de la Historia.
Su hipótesis
es la siguiente: "Los seres humanos parecen ser una raza esclavizada
reproduciéndose en un planeta aislado de una pequeña galaxia. La raza humana
fue una vez fuente de mano de obra para una civilización extraterrestre, para
la cual seguimos siendo su posesión. Para mantener el control sobre su posesión
y mantener a la Tierra
como una especie de prisión, esa otra civilización ha alimentado un
interminable conflicto entre los seres humanos, ha promovido la decadencia
espiritual y ha creado en la
Tierra condiciones irreversibles de penuria física. Esta
situación ha existido por miles de años, y aún continúa hasta nuestros
días." (The Gods of Eden).
Bramley
plantea que en la Biblia se nos presenta un “Dios” (Jehová o Yahvé) quien, por
su propia palabra, admite ser celoso, colérico y vengativo. Según su
interpretación, el temor de Jehová aparece enfatizado constantemente a través
del Antiguo Testamento, y se espera que Él recompense a aquellos que lo adoran
y que mantienen la observancia de la ley ritual, gratificando sus deseos
mundanos por posesiones materiales y poder. Postula que este cruel, sanguinario
y egoísta “Dios” se asemeja grandemente a los caprichosos dioses sumerios.[v]
La hipótesis
de Bramley, que la Humanidad
es el producto de ingeniería genética conducida por extraterrestres para
obtener mano de obra esclavizada, aparte de ser escalofriante, desafía tanto a
la evolución darwiniana como al creacionismo. Si se complementa con las interpretaciones
de Sitchin, obviamente no vulnera la teoría de la evolución, sino sólo en lo
relativo a una intervención extraterrestre posterior, posiblemente en el homo
erectus, para lograr la aparición del homo sapiens sapiens, el que ellos habrían utilizado
como mano de obra esclavizada.
Una
visión alternativa
A pesar de su gran erudición, lo que
Sitchin y Bramley no están quizás en posición de explicar, es que los seres
humanos antediluvianos sí podrían perfectamente haber alcanzado
avanzados conocimientos astronómicos y genéticos, (pruebas de ello las hay, como ya
vimos en nuestra entradas anteriores), y que los descendientes de los que
sobrevivieron al Gran Diluvio, los del Imperio de Oriente establecidos en el Valle del Indo -y
también los del Imperio de Occidente asentados
finalmente en Egipto-, que pudieron heredar de manera directa sus conocimientos
y tecnología al preverse los medios para ello, haciéndose pasar por “dioses” ante los pueblos más atrasados, por los verdaderos Annunaki, los "caídos del cielo", intentaron
transmitirles el registro de lo que para ellos fue sin duda una toda una proeza
científica, a través de una fantasía histórica que a lo mejor ellos mismos
creían cierta, y que tenía por objeto principal obtener el sometimiento religioso y social de parte de los pueblos que rescataban de la barbarie, para
asegurar su supremacía y supervivencia ante su salvajismo e ignorancia.
La presencia
de un décimo planeta en el sistema solar es un dato astronómico correcto,
pero no necesariamente tiene que tratarse de Nibiru con su extremadamente
elíptica órbita. Mientras ello no pueda demostrarse con observaciones concretas
tenemos derecho a ponerlo en duda, incluyendo el que esté o no poblada de seres
inteligentes en su interior. Es posible también que –pese al calor interno del
planeta que postula Sitchin- dicho planeta fuera un mundo congelado por miles
de años en tanto no llegase a las cercanías de la órbita marciana, con
condiciones por lo tanto casi imposibles para el surgimiento de vida, y mucho
menos de vida inteligente que hubiera podido evolucionar al nivel de los
Annunaki.[vi]
Por otra
parte, la presencia de estos 223 genes exclusivos de la raza humana pudiera ser
la prueba, no de una intervención de los Annunaki en los incipientes homínidos
de la tierra, sino la de que el ser humano podría ser producto de creación
directa y no de evolución como lo henos venido planteando en este blog, pues aunque formado con los mismos elementos que
los de los otros seres vivos –también creados- y con las mismas características
fisiológicas más generales de los mamíferos, poseía una pequeña inserción de
genes diferentes que marcaba la distancia con los otros animales y que lo hacía
“a imagen y semejanza” de los ELOHIM [vii] que menciona la Biblia en el libro del Génesis.
Conclusiones
Sin pretender
de ninguna manera descalificar los trabajos de Sitchin y de Bramley, que de
seguro han sido exhaustivos y de mucha investigación fidedigna, sólo pedimos al lector
atender a algunos puntos cruciales que se derivan de sus populares y difundidas teorías, y los pueda
luego contrastar con lo que postulamos en el libro “Fenómalos- La Quinta
Esencia” y en este blog:
1)
Seríamos una raza producida con fines netamente materialistas: mano de obra
–posiblemente a nivel de esclavos- para una raza extraterrestre.
2) En
conjunto presentan una visión pesimista y descontinuada de la Historia , en que la Humanidad fue, es y será
por siempre una raza desesperanzada, mortal, sometida a los designios de
“dioses” que buscan su propio beneficio a costa nuestra,
3)
Nunca hubo una Creación, sino que la
Vida en la
Tierra es producto de la evolución y la de los seres humanos
una intervención tardía sobre los homínidos,
4) La Biblia sería un
instrumento de manipulación psíquica para mantenernos atados a ellos, y toda su
”Verdad” no sería otra cosa que “una mentira bien contada” por un supuesto
impostor de la Divinidad :
“Jehová”, extraterrestre cruel, caprichoso, celoso, capaz de las máximas
atrocidades (al que los gnósticos identifican con Satanael el Demiurgo, razón
por la cual –según ellos- Jesús jamás habría dicho “Jehová” cuando se refería a
su Padre).
5) Se
derrumba estrepitosamente cualquier ideología relativa a un Ser Superior en
el contexto bíblico –no hablamos de religiones- que
busca nuestra felicidad, a la presencia de fuerzas oscuras que conspiran
solapadamente contra la
Humanidad para imponer su ideología y lograr sobrevivir a su
rebelión, al rescate de los seres humanos por medio del sacrificio mesiánico,
al ejemplo de vida del Mesías y a su retorno a la Tierra , a la vida eterna, y
otros etcéteras que el mismo lector podrá deducir al examinar la Biblia por su propia
cuenta.
Sugerimos al
lector por lo tanto, que al terminar de recorrer las entradas, todas
relacionadas entre sí, de este blog y meditar acerca de lo que se plantea en él
y en el libro sobre el cual se fundamenta, vuelva a analizar este artículo y
saque entonces sus propias conclusiones. Tal vez tenga una mejor base para
comprender, entre los otros conceptos enumerados arriba, el profundo
significado de la palabra Jehová o Yahwéh, derivada del término
hebreo de cuatro letras YWVH, sin vocales, denominado Tetragrámatron,
que aparece 6.823 veces en el Antiguo Testamento, y que fue el término con
el cual el pueblo de Israel debía denominar a Dios, a fin de distinguirlo de
los falsos dioses (Exodo, cap.3 vers.13-15).
Para los
judíos el nombre de Dios era sagrado, y para evitar profanar el segundo
mandamiento del Decálogo o Ley Moral, poco a poco evitaron pronunciarlo,
proceso que ocurrió durante el periodo intertestamentario, y que fue una de las
razones por las que Jesús se habría referido a Él solamente como Padre
(también es un hecho que deseaba resaltar esta faceta de su carácter) o Señor.
Que esta
costumbre estaba bien establecida en la nación judia del Siglo I d.C. lo
demuestra el hecho de que Jesús y los apóstoles usaron la palabra Señor
en forma regular cuando los escritores del Antiguo Testamento hubieran usado el
nombre Jehová o Yahweh. En
realidad, el término Señor los había reemplazado tan completamente, que no
aparecen en ningún pasaje del Nuevo Testamento.
Sin embargo,
Jesús lo citó varias veces con palabras de la Escritura : Por ejemplo,
cuando recuerda los dos grandes mandamientos que resumen la Ley Moral , Jesús cita
Deuteronomio, cap.6 vers.4 y 5, que comienza con las palabras: “Oye Israel,
Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”, traducido en el Evangelio según San
Marcos como: “Oye, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor uno es”
(Marcos, cap.12 vers.29).
Jehová no
sería entonces el Demiurgo de los gnósticos, sino lo que significa su nombre: Yo
Soy el que Soy, es decir, el Eterno, el que existe por sí mismo, quién,
al ser además el Autor de la Vida
tendría pleno derecho a tomarla (sean mujeres, niños, ancianos o adultos) si
así lo exigen sus altos propósitos hacia la Humanidad -la mayoría de
las veces no comprendidos por nosotros, pero que en la medida que abrimos las
páginas del misterio podemos comenzar a vislumbrar- pudiendo encontrar entonces
una justificación válida a los supuestos “genocidios” en su accionar con el
naciente pueblo hebreo después del éxodo de Egipto: exterminio de los
primogénitos de Egipto y de todo su ejército, de los hebreos rebeldes al pie
del Sinaí, de los pueblos de Canaán durante la toma de posesión bajo el mando
de Josué (amorreos, filisteos y muchos otros), sucesos marcados todos con un
gran simbolismo respecto de la lucha ideológica entre el bien y el mal, sin
mencionar por supuesto la aniquilación de Sodoma y Gomorra en tiempos de
Abrahám y su sobrino Lot, la exterminación masiva de la Humanidad con el
Diluvio, y muchas otras “atrocidades” que sus detractores se encargan de
resaltar sin tomar debidamente en cuenta el contexto histórico, tanto local
como cósmico, en que se desenvuelve todo este gran drama.
Efectivamente
hemos sido invadidos por los Annunaki, pero no por aquellos gigantes que se hicieron pasar por seres provenientes
de un supuesto planeta Nibiru como narran las tablillas sumerias, traducidas e
interpretadas magistralmente por Sitchin y llevado a un plano desesperanzador
por Bramley, sino por aquellos verdaderos caídos
del cielo, las fuerzas de la oscuridad que infectaban el Universo y que
fueron combatidas y relegadas en cuarentena a este planeta. Los mejores
argumentos al respecto podrán encontrarlos en nuestras entradas anteriores denominadas “Annunaki :// Identificando Anomalia” (Parte I y Parte II).
Por ende no habríamos
sido creados por los Annunaki, sino por los Elohim, quienes necesitan ante el
Universo habitado, no caído, probar a través de la raza humana los alcances de la rebelión de los primeros. Somos los elementos de prueba que, a pesar de haber sido
infectados y esclavizados por los "caídos del cielo", tenemos a disposición la
vacuna para la cura y la liberación: un poderoso Antivirus que permitirá anular a los Annunaki justificando su completa extirpación del Sistema
Universal. Se trata de uno de los Elohim, la entidad extraterrestre creadora que se ha hermanado con la Humanidad, que se erige como el eje central de la Historia, de los textos judeo cristianos ... y de nuestra próxima entrada.
Por
- Annunaki :// Identificando Anomalía, Parte I.
- Annunaki :// Identificando Anomalía, Parte II.
- Carlos Jiménez Fajardo, Fenómalos La Quinta Esencia - La Teoría Resumida
- Zecharia Sitchin, El Doceavo Planeta (en línea desde Biblioteca Pléyades)
- William Bramley, Los Dioses del Edén (en línea desde Biblioteca Pléyades)
[i] Sitchin
continuó desarrollando sus teorías en volúmenes posteriores, incluyendo The
Stairway to Heaven, The Lost Realms, Genesis Revisited, y
el más reciente Divine Encounters. En 1993, la compañía suiza
Paradox Media Ltd. produjo un video documental, "Are We Alone?"
(Estamos Solos?), acerca del trabajo de Sitchin. (Fuente: Norwegian
Center for Cosmic Awareness)
[iii] Ver Zecharia Sitchin, sitio web: http://www.sitchin.com/adam.htm). También se puede encontrar información compendiada sobre lo mismo en:
http://www.antiguosastronautas.com/articulos/Sitchin03.html
http://www.antiguosastronautas.com/articulos/Sitchin03.html
[iv] El
nombre real de William Bramley es Tore B. Dahlin (Tore Bjorn Dahlin). Trabajó
como abogado en el Colegio de Abogados de California. EE.UU.
[v] Fuente sobre el libro de Bramley:
http://todoestarelacionado.wordpress.com/2011/12/06/los-dioses-del-eden-pdf-william-bramley-1989/
http://todoestarelacionado.wordpress.com/2011/12/06/los-dioses-del-eden-pdf-william-bramley-1989/
[vi] A
pesar que desde el punto de la difundida Teoría de la Tierra Hueca, y por
extensión, de los planetas o mundos en general, que de acuerdo con ella serían
huecos y con un sol central que permite la vida en su interior independiente de
su mayor o menor cercanía al Sol (teoría que aunque plausible y llena de
sugerentes argumentos, requiere todavía ser demostrada), es poco probable que,
de existir Nibiru, pudiera éste albergar vida de carácter inteligente en su
interior, dada su hipotética órbita extremadamente elíptica que lo sometería a
increíbles tensiones estructurales por extremas variaciones de temperatura y de
atracción gravitacional.
[vii] La Biblia en hebreo se refiere a Dios como “Elohim”,
usando los pronombres plurales “nosotros”, “nos” y “nuestro”. La palabra hebrea
“Elohim” es una combinación del sustantivo singular “Eloah”, al que ha sido
agregado el sufijo plural “im”. Por ello, “Elohim” literalmente significa “Dioses”.
El término “Elohim” es el más común usado para Dios en el Antiguo Testamento en
hebreo, causando mucha controversia entre teólogos y linguistas, que al no
comprender claramente su significado lo consideran un misterio, ya que el
significado “Dioses” atenta contra el monoteísmo del Pentateuco. Ello ha generando
hipótesis tales como la del Plural Mayestático (que revela todos los atributos
de Dios a través de un nombre en plural), la de la Trinidad (la expresión “Elohim”
vendría a adelantar la revelación de la Trinidad dada en el Nuevo Testamento),
y la de un Dios masculino y un Dios femenino (que crea al Ser Humano a su
imagen y semejanza: Hombre y Mujer).
OBSERVACIÓN: Esta serie de artículos están basados o forman parte del libro escrito recientemente por el autor, denominado “Fenómalos – La Quinta Esencia”, publicado por Editorial Trafford (ISBN 1-4251-1232-3, por Trafford Publishing, Canada). Las imágenes y videos han sido tomadas directamente de la web, y sólo para efectos de ilustración del texto. De haber alguna de ellos con derechos de autor agradeceré comunicármelo para retirarlas de esta entrada.
Compártalo entre contactos y amigos
Consiga un ejemplar original del libro a través del sitio de Trafford Publishing, a través de Amazon.com, y también a través de Buscalibros.cl (Chile).
El lector podrá hacer llegar sus consultas y/o comentarios al correo electrónico del autor: fenomalos@gmail.com, como también hacerse seguidor nuestro en Twitter y miembro de la comunidad Facebook "Fenómalos La Quinta Esencia"
Si desea obtener una versión impresa de este artículo, bájelo desde: